Corbyn dedicó al Brexit una buena parte de su discurso, aunque se ha centrado sobre todo en criticar el desastroso papel del “desesperadamente inepto equipo negociador” de Theresa May, algo sobre lo que sí existe consenso en la oposición. “Como socialdemócratas aceptamos y respetamos el resultado del referéndum”, ha dicho Corbyn. “Pero el respeto por una decisión democrática no significa dar luz verde a la temeraria agenda del Brexit de los tories”.
Jeremy Corbyn cerró la tarde de ayer el congreso anual del Partido Laborista en Brighton con un discurso en el que ha definido a su equipo como un “Gobierno a la espera” y ha instado al Ejecutivo de Theresa May, sumido en una guerra abierta entre sus diferentes posturas ante el Brexit, a que “se unan o dejen paso”. “Ahora somos la corriente mayoritaria en la sociedad”, dijo.
El líder laborista ha puesto el broche final al cónclave de un partido que, como ha reconocido Corbyn al arranque de su discurso, ha exhibido durante cuatro días una insólita unidad en torno a un proyecto que hasta hace muy poco dividía en dos al partido.
Todo cambió tras las elecciones de junio. Theresa May perdió la mayoría absoluta y el laborismo obtuvo el mayor aumento en su apoyo desde 1945. “El resultado ha puesto a los tories bajo aviso y a nosotros, ante el umbral del poder”, ha señalado Corbyn. “Cierto, no lo hicimos suficientemente bien y seguimos en la oposición por ahora”, ha advertido, “pero nos hemos convertido en un Gobierno a la espera”.
La unidad exhibida en torno al líder resulta sin embargo un tanto artificial en lo que respecta a un tema, el Brexit, que Corbyn ha descrito en su discurso como “el mayor reto que existe ahora en la política británica”. Las diferentes posturas siguen latentes en el partido y en su electorado, lo que ha llevado al congreso a pasar de puntillas sobre el Brexit, un asunto que sí se debatía y suscitaba enorme interés en los debates organizados al margen de los eventos principales.