En ese sentido, entre las cosas por las que el PAN podría poder perdón se encuentran, entre otras: Dejar para mejor ocasión una tan necesaria como profunda transformación del Estado Mexicano, apuntalados por el mayoritario apoyo popular recibido en las elecciones del año 2000.
Pedir perdón es lo que sugieren entre las filas del PAN. Esto por postular a una persona vinculada estrechamente con el líder de El Cártel de Sinaloa, recapturado hace unas semanas en la ciudad de Los Mochis. Más allá de los detalles expuestos en la versión oficial, así como las líneas discursivas en las principales corrientes del blanquiazul, ciertamente perdonar es divino. Sin embargo, para un perdón sincero es necesario que exista un verdadero acto de contrición por parte del panismo nacional, estatal o municipal, según sea el caso y el grado de responsabilidad compartida.
En el entendido que la propuesta no es de dientes para afuera, debe resaltarse que el hecho por sí mismo es pecata minuta si contemplamos la responsabilidad panista en muchas otras cuestiones. Así, un verdadero acto de contrición pasa por reconocer el cúmulo de acciones, gestos y actitudes que, una vez en el ejercicio del poder, llevaron al PAN a perder buena parte de la esencia y principios que le dieron origen
Sus principios de doctrina de 1939 dicen sobre el Estado: “La opresión y la injustica son contrarias al interés nacional y degradantes de la persona. Resultan de que el poder se ejerza para fines que no le son propios o por un gobierno que no sea expresión auténtica de la colectividad. Sólo pueden ser evitadas mediante el ejercicio recto de la autoridad, que no es el capricho de un hombre o de un grupo. Si no que tiene por fin la realización del bien común, que simultáneamente implica la justicia y la seguridad, la defensa del interés colectivo, y el respeto y la protección de la personas…”.En ese sentido, entre las cosas por las que el PAN podría poder perdón se encuentran, entre otras:
Dejar para mejor ocasión una tan necesaria como profunda transformación del Estado Mexicano, apuntalados por el mayoritario apoyo popular recibido en las elecciones del año 2000. Optando, en su lugar, por dejar sentir que una vez más se impondría la impunidad. La misma que actualmente ahoga al país. La omisión de entonces, es en buena parte la madre de la factura que hoy paga la población mexicana en términos de seguridad para sus bienes y sus personas.
También que pidan perdón por cuestiones hoy de carácter anecdótico, pero fiel reflejo de las formas de práctica pública que tanto afectan al erario y benefician a pocos grupos de personas. Las cuales lamentablemente son de uso común en los tres órdenes de gobierno. Uno, el “toallagate” del gobierno foxista al adquirir toallas importadas cuyo costo ascendió a 400 dólares la unidad. Otro la “estela de luz”, obra de relumbrón del gobierno calderonista, cuyos costos fueron elevados mañosamente, y que para much@s se constituye en un monumento a la corrupción.
Igualmente deberían pedir perdón por el “haiga sido como haiga sido”. Más que cerrar el paso a López Obrador, le dieron un portazo a la democracia.
Hoy la ciudadanía les pasa la factura. Eso se debe a que sin un cambio de prácticas, no hay contrición, y sin contrición no hay perdón. Ya lo verán el 5 de junio.