Contradicciones entre los países petroleros

NÚMEROS CLAROS

Países como Venezuela, Ecuador y México, en América Latina, ya son afectados por el desplome de los precios y la reducción de sus presupuestos es una expresión de estos desequilibrios en los mercados petroleros. Un acuerdo, para reducir la producción de petróleo y evitar profundizar la caída de los precios, parece ser la mejor opción, en la cual México debería trabajar sin ser miembro de la OPEP.

 

El martes pasado los mercados petroleros se sorprendían con el histórico acuerdo entre Venezuela, Arabia Saudita, Qatar y Rusia, para congelar su producción de petróleo a los niveles de enero, con el objetivo de estabilizar los precios internacionales del crudo. Se trataba de un esfuerzo extraordinario entre tres de los principales miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y un país que no forma parte de ése organismo internacional, Rusia, para contener la caída de los precios, los cuales en los últimos meses habían perdido más de un 70%, enterrando la idea de algunos países como Venezuela de fijar el barril en 150 dólares.

            Los países firmantes del acuerdo invitaron al resto de productores de petróleo a sumarse; las bolsas de valores y los inversionistas en el mundo saludaban el acuerdo, pero Irán que ha vuelto a los mercados después de la firma del acuerdo nuclear y el levantamiento de las sanciones por parte de los países occidentales, de inmediato se desmarcó y señaló que no reduciría su producción.

            Contradictoriamente, mientras que el ministro del petróleo saudí, Ali al-Naimi, precisara el martes que “la razón por la que acordamos congelar la producción es simple, es el inicio de un proceso que evaluaremos en los próximos meses y decidiremos si necesitamos otras medidas para estabilizar y mejorar el mercado… congelar los precios al nivel de enero es lo adecuado para el mercado; no queremos grandes variaciones en los precios, sino satisfacer la demanda… buscamos una cotización estable”, ayer jueves el ministro de relaciones exteriores de Arabia Saudita, Adel al Jubeir, informaba a la agencia AFP, que “si otros productores quieren limitar o acordar una congelación en la producción para que tenga efectos en el mercado, Arabia Saudita no está preparada para recortarla”, afirmaba el ministro.

            Un mundo de contradicciones y especulación abrazan al planeta y sus mercados. El ministro del petróleo iraní, Bijan Zanganeh, que en un principio había señalado que Irán no se sumaría al acuerdo, pese a que algunas agencias de noticias citaran que Irán apoyaba el acuerdo, el miércoles salía diciendo que no tenía ninguna lógica “pedir a Irán que congele su nivel de producción de petróleo. Cuando Irán estaba bajo sanciones, algunos países elevaron su producción y causaron la caída de los precios del petróleo”, afirmando que “hemos dicho en repetidas ocasiones que Irán aumentará su producción de crudo hasta alcanzar el nivel de producción antes de las sanciones”, concluía el ministro.

            Mientras que los productores en los Estados Unidos, país que se ha convertido ahora en el principal exportador del mundo, han comenzado a reducir su producción para compensar los costos, ahora el principal problema para reducir la oferta mundial de petróleo y estabilizar sus precios se sitúa en Oriente Medio. Irán y Arabia Saudita parecen haber encontrado otro campo fértil para medir sus fuerzas, los mercados petroleros, luego que su enfrentamiento ideológico y religioso se materializara en la guerra en Yemen y en el conflicto Sirio.

            La Agencia Internacional de Energía (AIE), ha dicho que “el mundo almacenará petróleo no deseado durante la mayor parte del 2016 debido a que una disminución de la producción de Estados Unidos tomará tiempo y es poco probable que la OPEP llegue a un acuerdo con otros productores para reducir su bombeo”, mientras que aumenta su preocupación porque los precios puedan caer a 10 dólares por barril, cerca de los 8 dólares con que hace unos años atrás se estimaba el costo de producción; señalando al respecto que “el aumento de la oferta mantendrá al mercado del petróleo sobreabastecido por lo menos hasta fines de 2016 y podría llevar a los precios a menos de sus actuales mínimos de 12 años”.

            La AIE “recortó su previsión de crecimiento de la demanda de petróleo en el 2016, que ahora se sitúa en 1.17 millones de barriles por día después de anotar un máximo en 5 años de 1.6 millones de bpd en el 2015”, precisa la Agencia. Sin embargo, pese al oscuro panorama mundial, amenazado por una recesión más de las principales economías, la reducción del comercio y la continua caída de los precios de las materias primas, hay un enorme consenso entre los países productores de petróleo sobre la necesidad de limitar su producción para evitar que la producción de petróleo se convierta en una actividad ociosa, en la cual los productores tengan que invertir más de lo que puedan ganar, si los precios caen por debajo de los costos de producción.

            Países como Venezuela, Ecuador y México, en América Latina, ya son afectados por el desplome de los precios y la reducción de sus presupuestos es una expresión de estos desequilibrios en los mercados petroleros. Un acuerdo, para reducir la producción de petróleo y evitar profundizar la caída de los precios, parece ser la mejor opción, en la cual México debería trabajar sin ser miembro de la OPEP.

            Mientras eso sucede y las declaraciones van de Moscú a Riad, de Terán a Riad y Moscú, de estos países a Caracas y Quito, los precios del petróleo que parecían recuperarse el martes con el acuerdo firmado en Doha, capital de Qatar, ayer jueves volvían a desplomarse frente a las contradicciones de los ministros del petróleo iraníes y saudíes. Lo cierto es que una acuerdo de ese tipo de nada sirve si no se suman a él todos los países petroleros, tal como lo han expresado iraníes y saudíes.

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