Home Nuestra Palabra Javier Peralta Confiar de nuevo en el rostro de la esperanza

Confiar de nuevo en el rostro de la esperanza

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Confiar de nuevo en el rostro de la esperanza

LAGUNA DE VOCES

Los domingos de la infancia siempre traerán a la memoria a mi madre, la iglesia de la colonia, y una misa en que cantar “vamos niños al sagrario…”, era la mejor forma de intentar entender el milagro de la fe. Ella la poseía seguramente como todas las mamás, pero siempre supe que algún día tendría que recordar con calma y a detalle para poder recuperarla, y así saber qué hacer con la vida luego que pasara el medio siglo de existencia. No digo que esperara que la edad me enfrentara por necesidad con la tristeza, pero sabía de un modo u otro, que estaría necesitado de la magia de esas épocas para lograr recuperar la esperanza.

La fe es la única y real fórmula para atender las circunstancias de la existencia, a lo mejor no necesariamente la religiosa, pero sí la que nos sostiene cuando empezamos a pensar que todo tendrá que seguir por un mismo rumbo, y este tiene que ver con un vacío que de grande, nos espanta y desemboca en una lastimosa sentencia de que no hay nada qué hacer.

De niño era cada domingo la posibilidad de saber a ciencia cierta, que todo podía empezar al lunes siguiente y que la tarea fundamental era ser paciente, y finalmente descubrir que en el diminuto plano de la existencia, sólo hay que descubrirlo porque está a la mano.

Hoy, a esta edad madura en que estaba seguro que todas las respuestas habrían llegado a la existencia, siempre es una posibilidad real recordar que hay anclajes, espacios reales que nos habrán de ayudar a confiar de nueva cuenta en el destino, futuro o como cada quien lo desee llamar.

Ahora creo en lo que está a la mano, lo que se resume en instantes de la época aquella en que asistía a misa junto a mi madre, y sé, lo sé de manera definitiva, que siempre habrá de renacer la justa esperanza, la vocación por creer en la vida y sus milagros, y sus alegrías y lo que al final de cuentas le da sentido a todo.

Cada cual buscará sus espacios, sus lugares dónde saber que la vida es una constante de felicidad si uno la quiere, la desea, la abraza.

Pero existe.

Aunque no se vea, aunque muchos quieran negarla.

El asunto es tener los elementos necesarios para seguirla, reconocerla, mirarla de frente y no espantarse, que simplemente se trata de una aspiración lógica de todo ser humano ir en pos de la esperanza.

Mil gracias, hasta el próximo lunes

jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico

twitter: @JavierEPeralta