“Condiciones del trabajo doméstico remunerado”

“Condiciones del trabajo doméstico remunerado”

IGUALDAD SUSTANTIVA, EMPODERAMIENTO EFECTIVO

De acuerdo a datos de la Organización internacional del Trabajo (OIT) las trabajadoras domésticas remuneradas, realizan múltiples tareas para el mantenimiento del hogar, prestan cuidados a otras personas; de una a otra vivienda las tareas impuestas están enfocadas a cocinar, limpiar, cuidar a infantes, personas adultas mayores y con discapacidad, hacen jardinería y cuidado de mascotas, hacen las compras, y hasta fungen como conductoras.

Las condiciones laborales de las trabajadoras domésticas remuneradas son diversas, con tiempo parcial, completo, por horas, residiendo en el hogar donde se trabaja y también fuera de él, pero en todos los casos con salarios muy bajos y en la mayoría de éstos sin protección social.

Por historia el trabajo doméstico representa una discriminación interseccional de raza y género, la raza en lo que refiere a mujeres indígenas o en condición de pobreza, y de género en la asignación de tareas domésticas y de cuidado exclusivas para las mujeres, sin que el estado y personas empleadoras garanticen los derechos laborales igualitarios con respecto a otros empleos.

En América Latina y el Caribe, entre 115 y 186 millones de personas se dedican al trabajo doméstico remunerado, de las cuales el 93 por ciento son mujeres. El trabajo doméstico supone en promedio entre el 10.5 y 14.3% de la tasa porcentual del empleo de las mujeres en la región de América Latina y el Caribe, y para México el 10.2.

Más del 77.5 por ciento de las mujeres de la región trabajan en el empleo doméstico informal sin seguridad en países como México, Bolivia, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Paraguay, y Perú, a diferencia de éstos, Uruguay es el país con mayor cobertura del sistema de seguridad social. 

Tanto el trabajo doméstico remunerado como en el no remunerado, es determinante para la sostenibilidad de la vida humana y para el funcionamiento de los hogares, economía y conjunto de la sociedad, relegando en la mayoría de los casos la realización de proyectos personales con la posibilidad de acceder al mercado laboral remunerado, o la superación profesional. 

El crecimiento de la incorporación de las mujeres al mercado laboral tuvo un importante incremento en la década del dos mil con repercusiones en la vida social, arreglos familiares y mercado de trabajo sin que se elimine o reduzca el trabajo no remunerado de sus hogares, implicándoles una doble y triple jornada laboral debido a la casi nula vinculación de los hombres a las tareas domésticas, que más tarde la condición de salud lo cobrará.

La corresponsabilidad entre los miembros de los hogares con el reparto de las tareas doméstica contribuiría de manera sustancial a los excesos de trabajo para las mujeres, así como la tercerización haciendo un gran esfuerzo ante el poder adquisitivo de los hogares para contratar a una persona que realice estas tareas con remuneración.

En México con el apoyo de ONUMUJERES y la OIT, lanzaron una campaña de sensibilización con tres ejes principales: la promoción del registro de las trabajadoras del hogar en la seguridad social, la disponibilidad de información sobre sus derechos y el pago del salario completo por parte de las personas empleadoras independientemente de la asistencia o no al lugar de trabajo.

¡Concienticémonos, y remuneremos con justicia!

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