CONCIENCIA CIUDADANA

A UN AÑO DE LA VICTORIA

Se cumple un año del triunfo electoral que derrotó en las urnas al sistema que durante casi más de treinta años impuso a la nación su programa político, económico y social llevando al poder nacional a un movimiento que convenció a la ciudadanía para entregar su confianza a Andrés Manuel López Obrador, líder que durante años encabezó la resistencia popular hasta hacer triunfar su proyecto alternativo de nación.
Hoy, la mayor parte de las opiniones girarán, sin lugar a dudas, en los resultados del nuevo gobierno; algunas, descalificando en su totalidad a la “Cuarta Transformación” (como gusta de llamarla el propio López Obrador) y otros, en cambio, alabando acríticamente cuanto se haga o se diga qué hacer con él. Ambas posiciones, por supuesto, no ayudan a nada más que a reconocer que existen dos polos radicales que se enfrentan dogmáticamente frente a una realidad compleja y cambiante, cuyas opiniones extremas solo abonan a enconar el enfrentamiento social que ha venido dándose desde hace años entre los mexicanos.
Por su lado, ésta Conciencia Ciudadana, prefiere, como tantas otras veces lo ha hecho, comenzar por el principio y no por el estado actual del caso; porque eso nos permite valorar de manera más clara lo que sucede en estos momentos; analizando la película y no simplemente opinando lo que se ve en la fotografía. Por eso quisimos referirnos antes que nada, al momento en que la ciudadanía dio el voto a Andrés Manuel otorgándole su confianza para gobernarla durante los siguientes seis años.
Pues bien, el triunfo de López Obrador el primero de Julio de 2018 es uno de esos sucesos que pasarán a la memoria histórica del pueblo mexicano para siempre; no importando si quien alcanzó el poder haya podido o no hacer frente a los compromisos adquiridos con sus votantes, sino porque dicha elección representó un giro en la mentalidad de la ciudadanía mexicana tan importante, que difícilmente podría pensarse en volver a los tiempos en los que los comicios electorales no eran más que una farsa con la que la casta gobernante legitimaba su permanencia en el poder público utilizando toda clase de medios y estrategias para burlar o torcer la voluntad popular.
Por ese sólo hecho, esta Conciencia Ciudadana no puede menos que felicitar a los ciudadanos que con su voto dieron paso a la esperada transformación de la nación, ni dejar de felicitarse por haber sido testigos del cambio por el que ella misma surgió a la luz pública a la par del Diario Plaza Juárez;  alcanzado después de tantos años en los que la sociedad mexicana pugnó por hacer a un lado a un curtido sistema que, a pesar de su edad y corrupción, tuvo la suficiente astucia para sobrevivir a los embates de las fuerzas democráticas durante más tiempo de lo esperado.
Apenas unos meses antes del triunfo del primero de julio, una gran parte de la ciudadanía vivía en el desaliento y la desesperanza, augurando la eternidad del régimen de corrupción vigente, dudando que las elecciones pudieran ser el camino para terminar con él. Sin embargo, la persistencia de Andrés Manuel por mantenerse en la vía electoral, hizo posible que el cambio se diera de forma pacífica permitiendo que hoy lo veamos dirigir el magno esfuerzo por hacer realidad las demandas más sentidas de ese gran movimiento social.
En estos momentos en que su gobierno enfrenta problemas mayúsculos -quizá nunca vistos en el pasado reciente del país-, la ciudadanía que decidió el cambio hace un año enfrenta una embestida mediática destinada a mellar su voluntad y arrepentirse de su voto, magnificando los errores y minimizando los aciertos del nuevo gobernante. Esta astuta estrategia está funcionando en algunos casos (sobre todo en individuos con una falta de información o una voluntad endeble), que esperaban que los cambios se dieran como por ensalmo, como si de hacer enchiladas se tratara. Por su parte, quienes deliberadamente la descalifican no cejarán -si se les permite-, hasta no ver inmovilizado al gobierno lopezobradorista y retornar a sus privilegios del pasado.
En realidad, ninguna de las dos voluntades tiene el triunfo en sus manos, pues ha de tenerse en cuenta que, contradictoriamente, el viejo sistema aún no está liquidado; prevalece en todos lados, hasta en posiciones de poder dentro del régimen del cambio; mientras que las fuerzas democráticas pugnan en condiciones aún desfavorables para hacer triunfar legal y políticamente muchas de sus justificadas demandas. Sin embargo, el gobierno de la 4T es, en palabras de su dirigente, “un gobierno de todos y para todos” y en eso estriba su poder real de convencimiento y su posibilidad de permanencia. ¡Honor y gloria a la conciencia ciudadana que decidió el cambio hace un año!
Y RECUERDEN QUE VIVOS SE LOS LLEVARON Y VIVOS LOS QUEREMOS YA, CON NOSOTROS.

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