CONCIENCIA CIUDADANA

DESARROLLO ESTABILIZADOR: NUEVO MODELO ECONÓMICO. 

México ha iniciado un cambio de modelo económico antes que otros países impulsado por el presidente Andrés Manuel López Obrador; cuyo perfil personal se aproxima más a los líderes populares de la revolución mexicana como Madero y Lázaro Cárdenas, que a las figuras paradigmáticas de la izquierda socialista, tales como Fidel Castro, “El Che” Guevara o Hugo Chávez; a quienes sin lugar a dudas, admira, pero de los que toma distancia en asuntos tales como las relaciones con los Estados Unidos; el antiimperialismo; la lucha obrera o la censura mediática; temas controversiales a los que, deliberadamente, ha preferido eludir para concentrarse en lo que él ha bautizado como la “cuarta transformación de la vida nacional”;  basada   sobre todo, en la experiencia de las luchas  históricas por la independencia, la soberanía, la democracia social, la ilustración popular y la integración pluricultural; en suma,  un modelo de corte liberal con tintes socialistas y justicialistas  surgido de nuestra propia identidad cultural y experiencia histórica. 

  Para algunos críticos, el modelo lopezobradorista, lejos de buscar una transformación profunda y efectiva lo que hace es atrasarla, porque es el mismo que construyó el viejo priismo, favoreciendo  el desarrollo económico  a costa de la corrupción y la concentración de la riqueza en  pocas manos, justamente lo que el presidente ha combatido durante toda su carrera política. Sonaría pues, a traición a los compromisos establecidos con sus votantes, dañando con ello su histórica alianza con las clases populares que lo llevaron al poder.

Sinceramente, no parece ser ese propósito el del presidente; primero, porque antes de llegar al acuerdo mencionado, consolidó  política y legalmente su alianza con los sectores sociales de mayor marginación mediante reformas en materia educativa y de salud; atención a los jóvenes y a la   población adulta así como con el inicio de  ambiciosos proyectos destinados a lograr la autonomía energética, amén del combate a la corrupción y otras medidas tendientes al beneficio social. 

Frente a este cambio de ruta,  el sector empresarial intentó forzar al presidente a aceptar un programa económico neoliberal basado en el fomento público de la inversión privada, emprendiendo una infructuosa campaña mediática para acusarlo de no contar con un plan integral de desarrollo;  cuando en realidad este documento se presentó en tiempo y forma a la nación; aunque la forma y el fondo no correspondiera a las expectativas del gran capital, debido a su carácter evidentemente redistributivo del ingreso nacional, con proyectos de beneficio social.

Sin embargo, la inesperada irrupción del Coronavirus obligó a la cúpula empresarial a dar un giro de 180 grados en su posicionamiento; al venirse abajo las posibilidades esperadas  para sus negocios  en el mercado norteamericano, hasta entonces en pleno crecimiento. De repente, con la pandemia, todo cambió y el presidente Trump -con millones de iracundos desempleados  en las calles-, se vio forzado a recortar las importaciones y las inversiones norteamericanas en el extranjero a fin de resucitar a su economía y generar nuevo puestos de trabajo para los desempleados norteamericanos.  

Así las cosas y pese a la tragedia humana y los costos económicos que ella conlleva;  la pandemia representa una invaluable oportunidad para impulsar el proyecto nacionalista del presidente López Obrador y así lo han entendido también los integrantes de la cúpula empresarial mexicana, quienes, al ver disminuidas sus posibilidades en el mercado norteamericano, han decidido, prudente y sabiamente (podría decirse también que convenencieramente);  hincar la rodilla ante el ejecutivo y aceptar un modelo de desarrollo suficientemente probado, acorde a la historia y la realidad económica nacional;  proponiéndole lograr en 4 años acabar con  la pobreza nacional a cambio de la ayuda pública a la inversión privada aceptando, ya sin remilgos ni complots fallidos, “el liderazgo nacional” de López Obrador;  quien completa así la estructura  necesaria para su  modelo de desarrollo económico, agregando además a las demandas empresariales el fin de la alianza corrupta entre empresarios y gobernantes del pasado, puntal del éxito de (casi) toda todos los empresarios que lo aplaudían alborozadamente. Finaliza así el viejo modelo neoliberal y (re)nace el modelo del desarrollo estabilizador, que unifica ya a las principales fuerzas de la actividad económica nacional bajo el indiscutible liderazgo del presidente López Obrador.    

BUENO, PERO NOSOTROS SEGUIMOS INSISTIENDO EN QUE VIVOS SE LOS LLEVARON Y VIVOS LOS QUEREMOS CON NOSOTROS. 

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