CONCIENCIA CIUDADANA

MORENA: el huevo de la serpiente

El sonado caso de la Ley Bonilla  con la que el candidato triunfante al gobierno del estado de Baja California intenta revertir la reforma constitucional que decretó reducir el período de ejercicio del gobierno estatal que se elegiría este año de 2019  a solo dos años, está dando mucho que hablar y reflexionar. 

Sucede que con el fin de cumplir los cambios electorales que a nivel nacional se aprobaron en 2014, a fin de que a partir del 2024 todos los cargos de elección popular tanto federales como estatales se realicen en una sola jornada electoral, los Congresos estatales se avocaron a modificar sus propias constituciones no siendo la excepción el de Baja California. 

Inconforme con tal legislación bajo cuyas condiciones compitió  y triunfó este 2019, el morenista Bonilla decidió ampliar el período de gobierno a cinco años; no oponiéndose, dice, a la homologación indicada por la legislación federal, sino a aceptar el corto período de dos años que  obligaría a organizar una nueva elección apenas un año después de que tome posesión de su cargo, lo cual supondría, insiste, un nuevo gasto millonario que el Estado puede ahorrarse si se le permite al próximo gobernador ampliar su mandato durante tres años más. 

El golpe legislativo del bonillismo bajacaliforniano no pudo menos que causar una conmoción en el mundo político no solo de su estado, sino del país entero. Voces de todo el espectro político han condenado la modificación de la ley de aquél estado, haciéndola ver como un peligroso antecedente que pudiera replicarse en los estados donde próximamente habrán de efectuarse procesos electorales, e incluso relacionándola absurdamente con una posible intención reeleccionista del presidente López Obrador, quien de tener éxito Bonilla, podría replicar su estrategia con vistas a las elecciones presidenciales de 2024. 

La actitud de MORENA, en especial de su presidenta Yeidckol Polevnsky, al declarar que la reforma en cuestión “es un problema particular de Baja California”, junto con el silencio de la mayoría de los políticos y legisladores federales y estatales de ese partido, no hizo sino enrarecer aún más el ambiente; haciendo pensar que el partido al que millones de mexicanos democráticos y de izquierda decidieron apoyar en 2018 se encamina hacía oscuros escenarios ya vividos en el pasado con otros proyectos fallidos, especialmente  el del Partido de la Revolución Democrática, cuyo liderazgo social terminó por naufragar en aras de intereses coyunturales, sin importar la autoridad moral perdida en ese camino. 

El gobernador electo Jaime Bonilla Valdez cuenta con un perfil político repetido con frecuencia a lo largo del país por los candidatos de MORENA: proveniente de la clase política tradicional (con actividades incluso en EU), amasó una inmensa fortuna a lo largo de los años, convirtiéndose en un próspero empresario con una gran influencia política en su estado. El año pasado, Bonilla fue electo senador y este 2019, obtuvo la candidatura al gobierno de su estado. El impulso que MORENA alcanzó en las elecciones de 2018 –al amparo del triunfo de Andrés Manuel López Obrador-, dio el triunfo al político-empresario mexicano-norteamericano en forma igualmente arrasadora. Pero al parecer es tal su influencia, que tanto el PRI como el PAN locales se han plegado a su poder adhiriéndose a la modificación de la ley estatal electoral para que Bonilla pueda salirse con la suya. 

No es sin embargo Baja California el único caso que hace ver que MORENA tiene todavía mucho trecho que recorrer para consolidarse como un partido democrático a la altura del gran movimiento de la Cuarta Transformación nacional y, por supuesto, de los cientos de miles de sus extraordinarios y sufridos militantes y simpatizantes que lo han seguido y puesto en él sus esperanzas para lograr el cambio anhelado. 

Ellos, por supuesto, carecen del poder económico y político con que cuentan varios de sus actuales representantes, encaramados al poder no por sus convicciones ni el aporte a la causa morenista, sino por su capacidad económica y de manipulación política que han llevado a MORENA –y por qué no decirlo al propio AMLO- a rendirse al principio que supone que para alcanzar los fines no deben importar los medios utilizados para conseguirlos. Es el único juego posible, diría Maquiavelo, y no hay de otra que jugar con sus reglas o abandonar el campo político. 

Así, el “perfil Bonilla” se repite en muchos otros estados, sobre todo aquellos como el nuestro donde el movimiento social democrático languidece avasallado por el poder de caciques tradicionales y neocaciques modernos, que ven a los partidos –incluyendo a MORENA-, sólo como un opción más entre las posibles para continuar en el poder; exigiendo además, que los representantes populares y autoridades del partido se desempeñen como simples instrumentos de sus propósitos tal y como sucede en Baja California,  donde hasta los diputados locales del PRI y el PAN acataron los deseos del próximo gobernador de ese estado.  

Este proceso de supeditación a personajes cuyos poderes escapan a todo límite político y legal, termina por hacer de cualquier organización política un espacio cerrado donde hablar libremente puede resultar contraproducente y la mejor política de sobrevivencia es mantener la boca cerrada hasta no escuchar la opinión más autorizada.  

Así sucedió en este caso, dejando en la opinión pública una sensación de frustración inocultable, que sólo pudo superarse cuando el viernes pasado, Andrés Manuel manifestó que lo de Baja California era una vergüenza y que él jamás apoyaría la intentona de Bonilla por ajustar a su capricho la ley electoral de ese estado para salir beneficiado. 

¿Deberán los morenistas seguir ejerciendo la autocensura esperando que el presidente López Obrador diga la última palabra o habrán de romper por propia convicción una disciplina mal entendida, y la inercia de los intereses coyunturales que pueden llevarles a errores históricos fatales como sucedió en el pasado a otros partidos, incubando desde ahora el huevo de la serpiente?  

¡Y RECUERDEN QUE VIVOS SE LOS LLEVARON Y VIVOS LOS QUEREMOS CON NOSOTROS!

Related posts