Conciencia Ciudadana

“…Sólo cuando tiene tunas”

Las campañas electorales iniciar sin saberse con certeza como habrán de desarrollarse y concluir, pues a pesar de que los boletines oficiales se insista que se realizarán pacíficamente y con normalidad, lo cierto es que un buen número de los observadores nacionales y extranjeros estudiosos del fenómeno electoral no comparten el optimismo de la versión oficial.

 

Y es que las elecciones no solamente decidirán quienes serán escogidos como diputados federales o locales, gobernadores o presidentes municipales, sino que sirven para propósitos más importantes que la ciudadanía debe conocer antes de decidir qué hacer en el proceso electoral.

En realidad, los candidatos de los diversos partidos políticos que compiten son lo menos importante de las elecciones, especialmente en la elección de diputados sean federales o locales, donde poco importa quién llega sino el bando o partido que controlará los congresos, tanto a nivel federal como local.

Y esto es así porque en la práctica, no existe ningún diputado que sea verdaderamente representante de los intereses de los ciudadanos que les dan su voto; pues al momento de tomar posesión de su cargo, se integran al grupo parlamentario de su partido político y es el jefe de éste quien ordena qué han de hacer y cómo han de votar cada uno de los diputados de su fracción; quien puede pasar a tribuna o quien debe quedarse sentado en su curul solamente para levantar el dedo.

Seguramente hubo, por ejemplo, senadores y diputados a quienes su conciencia y el compromiso manifestado frente a sus electores algo les pesó en el momento de aprobar la entrega del petróleo a las compañías extranjeras o la pésima reforma educativa enviadas por el ejecutivo para su aprobación a las cámaras; pero sucede que los jerarcas de su partido y los jefes de los otros partidos ya tenían acuerdos para aprobar dichas leyes y, por tanto, los senadores o diputados, algunos tal vez con todo el dolor de su corazón, votaron a favor de las reformas haciendo a un lado las promesas vertidas en sus campañas electorales poniendo por delante los intereses de su partido y del presidente de la república.

Esta actitud sería distinta si, como se ha propuesto en diversas reformas electorales, senadores y diputados pudieran ser separados de su mandato por la iniciativa de sus electores quienes, de no sentirse verdaderamente representados por aquellos, tuvieran capacidad legal para llevar a cabo lo que se llama una “revocación de mandato” y decidir, mediante una encuesta popular, si aquellos son separados o no de sus cargos por haber perdido la confianza y al respeto de sus votantes dejando en la indefensión los intereses para los que fueron electos. Pero esto no será posible en nuestro país mientras sean los partidos y los grupos de poder y no los ciudadanos los verdaderos beneficiados con la elección de los representantes populares, a pesar de que sean los votos de los ciudadanos quienes los llevan a sus puestos.

A pesar de lo triste que resulta saber que los sonrientes y parlanchines candidatos que andan ya por todos lados buscando el voto no nos representarán a nosotros sino a los intereses de sus partidos, todavía más decepcionante es saber que, además, muchos de ellos , representan ya a grupos de poder económico y político que están financiando ilegalmente la llegada de políticos oportunistas al poder público quienes, por supuesto, una vez en el cargo, harán todo lo posible por congraciarse con sus patrocinadores para influir en la creación de leyes y determinaciones legales que los beneficien.

No resulta, además, de menor importancia conocer el estado en que se encuentra el nuevo Instituto Nacional Electoral, en este momento en que le toca organizar la primera elección tras la reforma electoral del cual surgió y que le otorgó poderes de vigilancia sobre las elecciones estatales. Los obstáculos que ha enfrentado son de tal magnitud que su propio consejero presidente ha llegado a considerar que las elecciones corren peligro de no poderse controlarse las ambiciones y los desmanes de los diversos actores involucrados en la buena marcha de las elecciones. Un ejemplo de ello es la renuencia que se sintieron agredidos por las modificaciones legales que intentan frenar la inveterada costumbre de los ejecutivos locales para influir en las elecciones gracias a su peso político sobre los órganos electorales, así como los arraigados vicios en el uso del presupuesto público para favorecer a su propio partido.

Con estos y otros obstáculos vamos a las elecciones de medio sexenio sin saber bien a bien cual será las reacciones del electorado, que manifiesta un creciente repudio generalizado a una clase política que hoy le pide su voto como se le piden tunas al nopal cuando es temporada de irlas a cortar, aunque después…ni quien se acuerde de ellos. Y RECUERDEN QUE VIVOS SE LOS LLEVARON Y VIVOS LOS QUEREMOS…antes de las elecciones.

 

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