Mauricio, quien continúa privado de su libertad, fue golpeado durante su arresto y el proceso de internamiento. Él aceptó haber cometido el crimen, pero además fue inculpado en otros, los cuales, dice, no cometió
Amarrado de los pies y colgado del techo, Mauricio fue torturado por los policías que lo detuvieron con un solo objetivo: que se declarara culpable de un feminicidio. A sus 17 años también recibió toques eléctricos en sus genitales y en diversas partes del cuerpo.
Fueron tres días de maltrato para este joven. Los elementos aprovecharon que formaba parte de una banda y ejercieron violencia psicológica contra él, diciéndole que los otros miembros del grupo habían declarado que él estaba detrás del crimen.
Mauricio, quien continúa privado de su libertad, fue golpeado durante su arresto y el proceso de internamiento. Él aceptó haber cometido el crimen, pero además fue inculpado en otros, los cuales, dice, no cometió.
Un caso similar es el de Fernando y sus padres, quienes fueron arrestados por presuntamente haber asesinado a una mujer. Su único delito, dicen, fue vivir cerca de donde fue hallado el cuerpo.
Tres días en los separos parecieron una eternidad para el joven de 15 años, quien fue golpeado por los agentes. La violencia también fue psicológica, porque los policías le dijeron que sus padres estaban en camino a un reclusorio, pero él podía salvarlos echándose la culpa. Lo hizo, a sabiendas de que ninguno de los tres cometió el asesinato.
Después aseguró que no era culpable, pero ya era demasiado tarde. Cuando entró al centro de reclusión su calvario aumentó, porque fue víctima de violación sexual por parte de sus compañeros.
El joven purgó la pena máxima de cinco años y lleva tres en libertad, narró Mercedes Castañeda, directora de Reinserta, quien explicó que la organización continúa trabajando psicológicamente con él para que pueda superar la situación.
Mauricio y Fernando son sólo dos ejemplos de adolescentes que sufrieron violencia durante su arresto y su proceso de internamiento.
“AGREDEN A UNO DE CADA 2 ADOLESCENTES PROCESADOS”, AFIRMA EL INEGI
Los adolescentes aprehendidos por ser presuntos responsables de algún delito en México son objeto de una serie de agresiones y corrupción a lo largo de su proceso legal, desde que son detenidos hasta su reclusión, de acuerdo con los resultados de la primera Encuesta Nacional de Adolescentes en el Sistema Penal, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
La encuesta revela que uno de cada dos adolescentes en el Sistema de Justicia Penal (50.2%) sufrió algún tipo de violencia física al momento de su detención en 2017. De ellos, 87.5% fue pateado o golpeado con las manos; 44.8% golpeado con objetos; 41.9% aplastado; a 34.6% le impidieron respirar, y a 32.9% le dieron descargas eléctricas.
Durante su arresto, 68.8% sufrió algún tipo de agresión psicológica. De ellos, 70.8% fue insultado; 57.5% incomunicado o aislado por parte de la autoridad que realizó su detención, y a 50.7% lo pasearon en automóvil dando vueltas con el fin de amedrentarlo. Además, a 49.3% lo amenazaron y a 33.4% lo desvistieron.
Los muchachos son víctimas de agresiones no sólo a la hora de su detención, sino también en su reclusión: 31.3% de los chicos de 12 a 17 años y personas adultas jóvenes de 18 años y más, fue víctima de algún delito dentro de los llamados centros de internamiento. De ellos, 84.9% fue sujeto de robo de objetos personales, 42.6% sufrió lesiones y 13.3% fue sujeto de extorsión.
En este contexto, 15.3% de los adolescentes en el Sistema de Justicia Penal se sintió inseguro dentro del centro de internamiento durante 2017, mientras que 10.4% se sintió inseguro en su dormitorio.
La encuesta destaca que 170 de cada mil adolescentes en el Sistema de Justicia Penal a nivel nacional dijeron haber sido víctimas de corrupción en cualquier etapa de su proceso o vida en internamiento.
Entre los estados con las mayores tasas de corrupción destacan: Estado de México, con 363 casos por cada mil personas; Veracruz, 361; Coahuila, 345; Tabasco, 266; Ciudad de México, 263, y Morelos, con 259 de cada mil.
Por primera vez y con el objetivo de generar información estadística, el Inegi dio a conocer los principales resultados de esa encuesta.
Se estima que el número de adolescentes dentro del sistema judicial ascendió a 6 mil 891 jóvenes el año pasado, de los cuales 92.2% son hombres. Del total, 4 mil 476 cumplía una sanción no privativa de la libertad; mil 169 una sanción de internamiento (reclusión), y el resto estaba en procesos y situaciones diferentes.
A nivel nacional, 59.4% de los adolescentes en el Sistema de Justicia Penal tenía entre 18 y 22 años, y 25.5% entre 16 y 17 años. Asimismo, 95.3% sabía leer y escribir; 75.9% tenía estudios de educación básica, es decir, preescolar, primaria, secundaria o carrera técnica con secundaria terminada.
De los adolescentes en el sistema penal en 2017, 39.3% abandonó su hogar por lo menos una vez en su vida, de los cuales 65% lo hizo entre los 10 y 15 años; 46.7% de las mujeres se había embarazado por lo menos una vez en su vida, y 18.6% había tenido por lo menos un aborto.
A nivel nacional, 9.7% tuvo un proceso jurídico previo. Mientras que 5% estuvo anteriormente en un centro de reclusión o internamiento. De los jóvenes que tuvieron una sentencia, 37.8% fue acusado de robo; 16.8% de homicidio; 12.5% de violación sexual; 9% de lesiones; 7.1% por portación ilegal de armas; 7.1% por posesión ilegal de drogas; 5.3% por secuestro; 4.0% comercio ilegal de drogas, y 3.4% por delitos sexuales.
De quienes recibieron medidas de internamiento, 41.2% obtuvieron una sanción de entre uno y tres años, mientras que a 8.1% se le dictó menos de un año en internamiento. De los adolescentes en el Sistema de Justicia Penal con medida de sanción, 50.5% tuvo conocimiento de que fue acusado por delitos del fuero común, mientras que 15.9% sabía que eran del fuero federal.