Con la cara levantada y sin violencia…

Con la cara levantada y sin violencia…

Pido la palabra

Es cierto, estamos todavía muy lejos de ser el modelo de país que deseamos, el país que atienda cuando menos las necesidades básicas de su población, falta mucho, muchísimo en el aspecto de seguridad, falta dar un salto abismal en el rubro del empleo, falta un largo camino por recorrer en materia de seguridad social, pero aún y con todo ello, aún en contra de los que nada han hecho para remediarlo, aún y a pesar de aquellos que han puesto piedras en el camino para no resolverlo, a pesar de todos los pesares, ¡AQUÍ ESTAMOS!

Con la cara levantada, sin perder el ánimo y con ganas de brincar cualquier obstáculo que nos pongan enfrente. Este pensamiento no es privativo del que esto escribe, es también el pensamiento de miles de personas que saben que es a través del esfuerzo productivo como podremos lograr nuestros objetivos, aunque sea paso a paso, no importa el tiempo que nos tardemos, no importa las puertas que nos cierren, sabemos que lo lograremos, ya lo hemos hecho una vez y lo vamos a hacer las veces que sean necesarias, pero eso sí, nunca pisoteando la dignidad de las personas.

Todo esto viene a colación mencionarlo por el estado de violencia que estamos atravesando, Celaya es el ejemplo reciente. Agreguemos la complicada situación social, económica y política bastante difícil, y tal vez en ocasiones se deba presionar a los que tienen la obligación de atender nuestras necesidades cuando hacen caso omiso de ellas, ya lo han hecho algunas organizaciones, pero esta presión nunca debe llegar a niveles que nos rebasen, porque la violencia siempre generará más violencia.

Los conflictos se deben resolver a través de la política, pero… Veamos, la política es una ciencia, es una doctrina que trata del gobierno de un estado o de una sociedad, y los políticos son aquellos que en teoría poseen la sensibilidad para encauzar a dicha sociedad a la consecución de sus objetivos dentro de un marco de legalidad y justicia, pero los ejemplos que recientemente hemos estado viendo de nuestra clase política es el equivalente a echarle más leña al fuego y nos hace dudar de que cuando menos las actuales candidatas presidenciales posean ese mínimo de sensibilidad para representarnos, pues si nos damos cuenta, cada cual dicen una cosa y hacen otra, ya que están en espera del error del adversario para explotarlo a sus mejores intereses, con una mano piden paz y con la otra sueltan el golpe.

La lucha por el poder encauzada a través de la violencia y no a través de los medios que la misma sociedad nos hemos proporcionado para tal efecto, nos va a llevar inevitablemente a que a partir de las elecciones de 2024 nos estemos lamentando de la decisión tomada con el estómago y no con la razón.

Los que creemos en la bondad de la política debemos seguir adelante, a pesar de los que la intentan ensuciar, aunque nos llamen ilusos y soñadores, tal vez lo seamos, pero preferimos perseguir ese sueño con el derecho y no con la violencia. No aferrase al poder, como lamentablemente lo acabamos de ver en Nuevo León con el Gobernador, en efecto, esa acción produce el famoso sospechosismo, pues siempre surge la pregunta ¿de qué tamaño es el agujero que no queremos que se descubra?

El principio básico de los que hemos tenido alguna oportunidad es no olvidar a aquellos menos favorecidos, hacer camino al andar sin tomar en cuenta los obstáculos que encontremos o nos pongan en el camino pues algún día veremos la luz de ese increíble amanecer. Son los hechos y no las palabras lo que debe influir en el ánimo, veamos la historia de los que hoy levantan la mano, y entonces veremos el futuro que nos espera en 2024.

Las palabras se las lleva el viento, pero mi pensamiento escrito está.

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