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Compromisos y buenos deseos…

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PIDO LA PALABRA
    •    Cuando creemos que vamos avanzado, la realidad nos pone un garrotazo de regular tamaño y nos obliga nuevamente a poner los pies en la tierra


Los intereses, los éxitos, las personalidades, las fobias e incluso hasta las frustraciones, han sido determinantes para establecer el lugar que hoy ocupamos en el círculo social donde nos desenvolvemos. Y considero que todas las personas, en alguna etapa de nuestras vidas, hemos tenido sueños, anhelos que en la mayoría de los casos se ven truncados por nuestra falta de voluntad, aunque siempre le echamos la culpa a las circunstancias.

Pues cuando creemos que vamos avanzado, la realidad nos pone un garrotazo de regular tamaño y nos obliga nuevamente a poner los pies en la tierra; la efímera excitación del progreso se convierte en la eterna lucha contra la frustración por el fracaso, y entonces, nuestro hermoso carruaje de cuento de hadas se convierte en calabaza… pero seguimos adelante, aunque pocos son los que deciden emprender el camino a pie buscando el próximo molino de viento para desahogar el valor reprimido.

Esa es la vida, una mezcla de sentimientos, una revoltura de planes y metas que terminan por abrumarnos, pero que, a la vez, son el traje a la medida para los grandes espíritus, los eternos buscadores de la cueva de las orquídeas susurrantes.

Ese desanimo con el que materializo mi pensamiento se lo debo en gran parte a la política; no avanzamos, aunque se obstinen en decirnos lo contrario, y no avanzar es sinónimo de retroceder. Cuando cándidamente creí que había comenzado una nueva generación de políticos y en consecuencia una nueva tesis para convencer a las masas, cuando menos eso es lo que esperaba y sigo esperando, mi ingenuidad termina por estrellarse cual huevo en la sartén; ya varios sexenios llevo esperando lo mismo, tantos como la lucha para quien hoy día alcanzó el primer escalón de la meta buscada; el siguiente escalón es cumplir los compromisos.

Pero es aquí donde empieza una parte del problema, ¿hasta dónde los buenos deseos serán suficientes para satisfacer las necesidades de tantos años de corrupción e impunidad?; creo que la buena voluntad no sirve de mucho si ésta va acompañada de improvisación, quizá producto de la premura con la que se pretenden corregir las cosas; se agradece la intención, pero la lupa está bastante activa.

La otra parte de la responsabilidad es de la ciudadanía, sobre todo de aquella que espera todo sin dar nada a cambio; la que creía que el cambio de rumbo era una especie de varita mágica en donde todo se resolvería por simple decreto o memorándums; ya vimos que no, y que las buenas intenciones se han topado con las propias piedras de la improvisación; y por esa razón no nos debemos permitir quedarnos como simples convidados de piedra, los brazos cruzados no ayudan a esa transformación que estoy seguro una gran mayoría queremos; pero no basta querer, debemos jalar parejo el mismo carro, pero no debemos jalarlo con la ceguera del fanatismo.

Demos muchos pasos para adelante y ninguno más para atrás, hagamos que la indignidad deje de ser el signo de la época, dejemos de ser simuladores para convertirnos en parte de esa historia que queremos para la siguiente generación; no me importa con qué Partido Político se consiga, lo que me importa es que los mexicanos ya no sigamos siendo un simple apéndice de nuestra propia historia.

Las palabras se las lleva el viento, pero mi pensamiento escrito está.