Compañeras de camino

Compañeras de camino
Photo Credit To Ilustrativa

RELATOS DE VIDA

Iban gustosas hacia su casa, madre e hija estaban dispuestas a llegar a descansar y disfrutar de una película, en una noche de chicas, con las golosinas favoritas, en pijama y tumbadas en el sillón para estar cómodas.

Estaban a mitad del trayecto, cuando una manifestación impidió que siguieran su camino, los automovilistas preguntaban a los oficiales lo que pasaba y también las opciones para llegar a sus hogares.

Los diferentes carros tomaban diversas rutas, y la madre inició el trayecto hacia una vía recomendada por el policía, quien también sugirió que siguiera al vehículo que iba enfrente para que no se perdiera.

Acatando las indicaciones, siguieron al automóvil rojo, hasta entrar en una calle que guiaba a unos caminos de terracería angostos, rodeados de parcelas, sin embargo, de momento no encontraron más opciones.

El carro rojo era conducido, casualmente, también por una pareja de madre e hija; ya sin opciones, ambas conductoras intercambiaron palabra decidiendo buscar nuevas rutas pero juntas, con el propósito de acompañarse y dar seguridad, ante la pesadez de la noche.

Se dirigieron hacia el sur de la ciudad, activaron el GPS en su dispositivo móvil, continuaron preguntando a peatones por posibles salidas que las condujera a sus respectivos hogares, incluso también a cercanos.

Fueron alrededor de dos horas de manejar buscando veredas para salir y conectarse a sus casas, ya cansadas y desesperadas, acordaron regresar al primer lugar que recorrieron y encontrar la salida con ayuda de algún habitante.

Al llegar a ese primer punto encontraron a un motociclista que accedió orientarlas para salir a la carretera que las conduciría a los hogares, recorrieron por cerca de 20 minutos, terracerías, parcelas, cruzaron la vía del tren, todo con poca luz y mucho polvo suelto, el miedo calaba en cada momento, y las ideas apocalípticas casi se apoderaban de la mente, hasta que la luz de varias casas tranquilizaron los ánimos.

El motociclista cumplió, estaban a pie de carretera y de ahí cada quien podía llegar a su destino; ambas mujeres se despidieron agradeciendo la compañía y las horas de trayecto juntas con un “Dios las bendiga”.

Related posts