RELATOS DE VIDA

I
Mamá: ¡Hijo! Por favor échale un ojito a la sopa, cuando comience a hervir le apagas. Me meto a bañar de rápido.
Hijo: Sí mamá, ahorita voy  –  responde, mientras manipula con excelencia el control de su consola de XBox.
Mamá: Hijo, ¿Ya está la sopa? ya salí del baño, me cambio de rápido y ya acomodamos todo en la mesa para servir la comida.
Hijo: Sí mamá – contesta sin despegar los ojos de la pantalla de televisión, próximo a terminar el nivel 50 de Pac-Man.
Mamá: ¡chamaco cabrón! se quemó la sopa, ni siquiera te paraste por estar con tus jueguitos estúpidos, actúas como si fueras un zombie.
II
Mírelo comadre, ahí está, se lo dije es que ese muchacho no es el mismo – asegura firmemente Doña Chona, a su comadre doña Chepina. Mientras dirigen la mirada hacia José, quien camina por la acera de enfrente.
Si comadrita, tenía razón, es otro, si lo comparamos con los años de chico cuando salía a andar en bici, o con su balón para ir a la cancha comunitaria con los vecindario – dijo Doña Chepina.
O cuando se iba corriendo con su mochila pa no llegar tarde a la universidad, o cuando llegaba de noche después de ir a ver a la novia – completó Doña Chona- pero ya no es así, si no lo conociera desde chiquito diría que ese no es José, se le acabó la chispa – continuó.
Pues como no, no es pa menos, se quedó como novio de pueblo, la méndiga esa solo dijo que si por el tremendo anillo que le dio para comprometerse, luego le sacó dinero dizque pa la boda, y pa rematar le pidió un extra para irse una semana a relajar previo a matrimonearse, y todo pa que, pa que se relajara con otro, y se fuera con todo el dinero que era pa la boda – detalló Doña Chepina.
Pero comadre, para mí lo peor, fue que el pobrecito de José le creyera todo y él siguiera con todos los preparativos, y se quedará con sus invitados en la iglesia esperando por más de una hora bien  bien vestidito, yo creo que por eso quedó así comadre, caminando sin rumbo fijo por las calles como si fuera un…zombie.