¿Cómo creer y confiar?

CONCIENCIA CIUDADANA

 

Menudo debate se ha armado por la propuesta del presidente Enrique Peña Nieto  para que el senado de la republica escoja a Eduardo Medina Mora ex procurador general de la república como nuevo ministro de la Suprema Corte de Justicia.

Aunque legalmente  el poder legislativo sea uno de los poderes del estado mexicano, lo cierto es que su  integración se encuentra en manos del presidente de la república, quien es el único facultado por la ley para proponer a los candidatos que deban suceder a los ministros que pasan a retiro tras de una larga permanencia en  la Suprema Corte. Es ante el senado que el presidente lo hace y son los senadores en uso de sus facultades quienes escogen de una terna de candidatos a quien a su juicio sea el más idóneo para el cargo.

Es por eso que  he usado el verbo escoger  y no elegir porque, como se deduce del procedimiento, los senadores no eligen a los ministros,  sino que solamente se reducen a escoger de entre los candidatos que el presidente ha elegido para proponerlos a  la cámara de senadores. Es pues, una atribución presidencial  la que pone y quita a los ministros de la corte y, por tanto,   la que determina que, en los hechos, sea la voluntad del presidente de la república la que termine por inmiscuirse en las más altas decisiones judiciales en nuestro país, pues difícilmente un ministro  electo durante el periodo administrativo del propio presidente que lo propuso tendría el ánimo, la voluntad o la decisión para oponerse a quien,  lo ha elevado a la más alta magistratura judicial de la nación.

Históricamente, tal procedimiento constitucional ha traído como consecuencia que  el poder judicial se encuentre sometido en última instancia a la voluntad de los presidentes de la república,  ventaja que comparten  los gobernadores, ya que los procedimientos de elección son exactamente los mismos en cada una de las constituciones estatales. Debido a ello es tan difícil que encontremos un ministro, magistrado o juez que se destaque por su autonomía y ascendiente moral ante la sociedad, porque antes que deberse a ella, saben muy bien que deben su lugar a los presidentes o gobernadores que los eligieron, aunque para hacerlo hayan debido recurrir a la legitimación escenográfica de presentarlos para ser escogidos por los legisladores,  con un resultado sabido de antemano, pues quien decide en cualquier cuerpo parlamentario es la mayoría, la que sin lugar a dudas dará cumplimiento ciego a la voluntad presidencia. Mayoría que, como se sabe, se encuentra hoy en las manos del partido del presidente apoyado además, en el caso de Medina Mora, por el PAN y otros partidos satélites del PRI.

 Medina Mora resulta un personaje controvertido por haber dado, en su paso por Los numerosos cargos que ha ocupado, muestras de incapacidad y complacencia con los poderes fácticos que dirigen y ordenan al país. Pero Medina Mora es además allegado al presidente Peña, lo que hace que tanto su partido como el aparato político y de comunicación que le rodea  estén tratando de   sacar adelante sus candidatura a como dé lugar.  

Pero la decisión de Peña Nieto  al presentar la candidatura de Medina Mora manda, nuevamente, otro mensaje contradictorio a la sociedad mexicana  y al mundo sobre sus verdaderas pretensiones y su capacidad para sostenerlas.

Hace apenas unos días, presionado por la resistencia social las determinaciones de su gobierno en materia de fiscalización, seguridad o transparencia, Peña tuvo que admitir que existe una percepción social de desconfianza en las instituciones públicas, declaración que los medios de comunicación  celebraron con demasiada prisa, pues a  una semana de hacerla, releva del mando al procurador del que asegura ser uno de sus mejores  colaboradores y entrañable amigo;  elige e impone a la subprocuradora Gómez ligada por parentesco con el vicepresidente de Televisa como nueva procuradora general de la república y propone de inmediato a otro valido de la televisora más poderosa del mundo como  ministro de la suprema corte de justicia a fin de enfrentar  las  controversias sobre sus reformas constitucionales, los genocidios cometidos durante la guerra sucia de Calderón y del suyo propio,  mas las querellas que se acumulen en lo que falte de su administración. ¿Quién entiende al presidente Peña que un día dice una cosa y mañana hace todo lo contrario? ¿Así espera ganarse la confianza ciudadana?

  Un testimonio sobre la actuación de Medina Mora, quien hoy se siente casi instalado en  el sillón que ocupará en la Suprema Corte de Justicia y que ayudará a refrescar  nuestra  memoria la han dado los familiares de los mineros de Pasta de Conchos, ¿se acuerda usted de ellos?;  son aquellos que tras de ser sepultados por un alud provocado por las pésimas condiciones en que los dueños de la empresa mantenían la mina en la cual trabajaban, siendo abandonados a su suerte sin siquiera ser rescatados sus cadáveres. ¿y qué tiene que ver Medina Mora con ese asunto? Escuchemos a los familiares de los mineros caídos:

“Eduardo Medina Mora  dio la espalda, como procurador de la república, a la lucha por el debido proceso en Pasta de Conchos. De haber cumplido, se hubiera abierto una puerta al conocimiento de la verdad sobre lo sucedido y a la sanción de los responsables de la explosión, ya que la Comisión Nacional de Derechos Humanos demostró que el Ministerio Público de la Federación, responsable de la averiguación previa 20/UEIDCSPCAJ/2007,  no actuó con diligencia para la pronta, completa y debida procuración de justicia. Justo esta negligencia fue el argumento para la intervención de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en el caso. De haber procurado la justicia”…”De haber procurado justicia a su tiempo, Medina Mora hubiera podido llegar  a la verdad de lo acontecido y se hubiera logrado el rescate de nuestros seres queridos. Además de la vulneración de nuestros derechos humanos por incumplimiento, la dilación de la justicia abrió un compás para que la empresa industrial Minera México, de  manera unilateral y cuando ya se habían recuperado dos cuerpos, cancelara las obras de rehabilitación de la mina y el rescate emprendido de los cuerpos de los mineros” dicen en su comunicado los familiares de los mineros cuya muerte investigó Medina Mora como procurador general de la república y que lo pinta de cuerpo entero. (MVZ Noticias, Rocío Méndez, 040315)

Hoy, poco es lo que puede pedírsele a los senadores, pues lo único que les queda es escoger a cualquier otro de la terna de candidatos a ministros presentada por Peña Nieto  “a su soberanía”. La reacción de la opinión pública se dirige entonces al propio presidente de la república, quien está obligado a escucharla a riesgo de dar un paso más hacia las profundidades a las que puede conducir la incredulidad y el descrédito de un gobernante. ¿Entenderá el encargado del ejecutivo federal que  no basta con decir sino que ha de actuarse en consonancia con lo dicho  para revertir tal proceso? Y recuerde que VIVOS SE LOS LLEVARON, y VIVOS LOS QUEREMOS, YA.

 

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