Solidaridad olvidada
● Un panfleto de las autoridades advierte a quienes den cobijo que “podrían incurrir en un delito”. Centenares siguen saliendo de manera irregular hacia Panamá
Las autoridades colombianas insisten en decir que la responsabilidad del país llega hasta que desembarcan en Capurganá. De ahí en adelante lo que sucede solo lo saben quienes han tenido la valentía de seguir su ruta hacia Estados Unidos por la selva.
La calle 8 Miami, como bautizaron al lugar que habitaban los cubanos que permanecían desde hace tres meses en Turbo, un pueblo de Colombia ubicado en la frontera de Panamá, empieza a verse vacía. En los últimos cinco días han salido más de 400 migrantes ante el temor de ser deportados a Cuba. El Gobierno colombiano se mantuvo en la posición de no ceder a la petición de facilitar un puente humanitario que los lleve hasta México por el peligro que corren debido al cierre de la frontera con Panamá que los obliga a tomar una ruta que implica atravesar la selva del Tapón del Darién.
El anuncio del Ejecutivo que avisa de que si no se van por sus propios medios, serán deportados, se suma a la presencia de la Policía en hoteles y a unos panfletos que rotan por el pueblo advirtiendo que quien hospede a un migrante podría incurrir en delito. “Uno no sabe qué hacer porque así traigan pasaporte no se pueden quedar”, dicen desde la recepción de un humilde hostal.
William Patiño, director de Migración en Antioquia, explica que son medidas para enfrentar el tráfico ilegal de personas. “Se trata de piezas informativas para que los ciudadanos sepan lo que dice la ley sobre el tema de migrantes. La idea sigue siendo que ellos salgan de acuerdo con el salvoconducto que les hemos dado para permanecer unos días en el país hasta que encuentren cómo irse”, asegura el funcionario.
La recomendación de las autoridades también ha puesto en aprietos a la población de Turbo que, como muestra de solidaridad, ha brindado ayuda a los cubanos. “Les he dado comida y elementos de aseo, además sabemos que a las mujeres embarazadas se les ha ofrecido hospedaje en algunas casas ¿Qué de malo tiene?”, se pregunta una mujer que prefiere no decir su nombre y que despide a un grupo de cubanos desde el muelle el Waffe, de donde parten las embarcaciones rumbo a Capurganá, en donde desembarcarán y continuarán un camino por selva hasta llegar a algún punto de Panamá y continuar por Centroamérica hasta llegar a México y pisar Estados Unidos.