Cine en casa

TECNOCULTURA

Una nueva “amenaza” nació hace unos días, pero a diferencia de las anteriores esta parece tener mecenas más poderosos. Quizás en Hollywood podrán hacerle el feo a Paco León o a Cary Fukunaga, este último el director de Beasts of no nation, pero más trabajo les costará el desplante a Steven Spilberg, Martin Scorsese o Ron Howard, que están apostando por el estreno vía streaming de sus futuras películas, y no sólo de palabra, algunos piensan seriamente en invertir en un negocio así.

 

Fellini dijo alguna vez que el cine, como negocio, es macabro y grotesco; algo entre un burdel y un partido de futbol.

                La industria del cine en este país vive hoy su mejor momento; las escuelas de cine y actuación aprovechan el efecto Iñárritu-Cuarón-Del Toro (si hacen cine mexicano o no, ya es otra cosa) que empezó hace ya algunos años, y se atreven a cosas que no estábamos acostumbrados: gastar en publicidad. Sí, hay escuelas de cine y actuación en el país, y no son pocas.

Por otro lado, empresas como Videocine hacen hoy muy buen negocio con el cine mexicano; hace 10 años más de 80% de su negocio lo hacían con cine extranjero, contra 20% del nacional, hoy apenas 10% de sus ingresos los hacen produciendo o distribuyendo cine internacional. Hoy producir una película mexicana con Videocine implica tener visibilidad en el mercado norteamericano, que no es poca cosa; este 2016 se estima que pueden producir alrededor de ocho películas nacionales.

Los ingresos de Videocine el año pasado fueron por más de mil millones de pesos, menos de 10% del mercado total nacional. De las salas de cine qué decir, el costo por ir a ver una película es más que suficiente para comprobar el negocio. Pero el negocio del cine, aquí o allá, macabro y grotesco para unos, maravilloso para otros, se ha visto amenazado más de una vez.

La enorme y millonaria industria no quiere compartir parte del pastel con nadie, Beasts of no nation no valió una sola nominación para los premios más mediáticos del cine: los Oscar; sí para la Sociedad Americana del Cine, los Globos de Oro, el León de Oro, el Sindicato de Actores, o los BAFTA; sus pecados fueron varios, el mayor fue que la produjo, y la distribuyó en su plataforma en línea, Netflix. ¿No es cine si no se estrena en una sala? Parece que esa es la premisa en la academia de Hollywood.

Paco León, director de Carmina o revienta, película española de 2012, pensó lanzar su ópera prima a través de varios medios, si pensaba hacer negocio de esa forma le habrá quedado claro que es imposible. Otro experimento español, El Cosmonauta, pasó de las productoras y fue financiado a través de una plataforma en línea de Crowdfunding, al no contar con los respaldos habituales le fue difícil distribuirse.

Una nueva “amenaza” nació hace unos días, pero a diferencia de las anteriores esta parece tener mecenas más poderosos. Quizás en Hollywood podrán hacerle el feo a Paco León o a Cary Fukunaga, este último el director de Beasts of no nation, pero más trabajo les costará el desplante a Steven Spilberg, Martin Scorsese o Ron Howard, que están apostando por el estreno vía streaming de sus futuras películas, y no sólo de palabra, algunos piensan seriamente en invertir en un negocio así. Claro, no se espera que el bolsillo del espectador dispuesto salga beneficiado, 50 dólares es lo que costaría ver el estreno de una película desde el sillón de la sala; una familia pequeña en este país gasta más por ir al cine, y ya podemos imaginar las salas piratas o el compadre abusado que cobrará por ver el episodio 10 de Star Wars en el proyector de su casa. A que tiene mucho de futbol-burdel el asunto.

@Lacevos

herles@gmail.com

EL UNIVERSAL

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