
Elegía de la lucha
Dentro de la espléndida retrospectiva de Seijun Suzuki organizada por la Fundación Japón y la Cineteca Nacional destaca Elegía de la lucha.
Filmada en 1966 sobre un guión de Kaneto Shindo, el apreciable director de Onibaba y Kuroneko, se sitúa en la década de los 30.
El estudiante de secundaria Kiroko Nambu (Hideki Takahashi) está prendado de su vecinita Michiko (Junko Asano). Para tratar de conquistarla, entra a asociaciones estudiantiles que practican artes marciales y todo tipo de luchas.
Lo curioso del asunto es que todos ellos le aconsejan alejarse de las mujeres, pues solamente les causan problemas,
Kiroko se somete a la disciplina y acepta los desafíos de sus colegas sin chistar.
Lleva los combates a tal extremo, que es expulsado de la escuela y es enviado a provincia con su tío.
Pero ahí las cosas no mejoran y se ve involucrado en nuevas luchas que ponen en peligro su vida, y que hacen que Michiko corra a ayudarlo.
Suzuki retrata fielmente una época en la que se resaltó el machismo y la belicosidad, que desembocaría en la Segunda Guerra Mundial.
El estudiante no comprende las contradicciones existentes entre su fe cristiana y las conductas belicistas de los jóvenes, que solamente quieren pelearse entre ellos y que tratan de ignorar sus aptitudes artísticas en la música y la poesía.
Kenka eregi resulta pues un interesante retrato de toda una generación y es sin duda una de las cintas mejor logradas de Suzuki.