Monstruos atómicos
- El guión de Charles Griffith es un fiel reflejo de la paranoia atómica que existía en la época
Dentro de las nueve cintas filmadas por Roger Corman en 1957, una de las más famosas es Attack of the crab monsters, que se exhibió en México como El ataque de los monstruos.
El guión de Charles Griffith es un fiel reflejo de la paranoia atómica que existía en la época.
Un grupo de científicos encabezados por el doctor Karl Weigand (Leslie Bradley) y Hank Chapman (Russell Johnson) llegan a una remota isla para averiguar el paradero de una expedición que ha desaparecido.
La isla se encuentra cerca del lugar donde se ha detonado una bomba atómica y quieren ver los efectos causados por la radiación.
Descubren horrorizados que la explosión ha causado mutaciones que han convertido a los crustáceos en gigantescas criaturas, que además tienen inteligencia propia, y que amenazan con matarlos a todos.
Corman nunca se caracterizó por invertir en efectos especiales. En este caso los crustáceos asesinos resultan más bien patéticos, dignos más bien de rivales de una película del Santo.
En Not from the earth, filmada ese mismo año, Corman había tenido mejores resultados con el extraterrestre, con medios tan simples como unos lentes oscuros y unos ojos brillantes.
Aquí los monstruos mecánicos se mueven con dificultad y provocan más bien un humor involuntario, que el terror que quieren sugerir.
Attack of the crab monsters resuelta pues una mera curiosidad, que revela los entretelones de la Guerra Fría, y el temor a una guerra nuclear, que aún no se disipa.