CIERRA LA PUERTA…

CIERRA LA PUERTA…

ALFIL NEGRO

Cierra la puerta hijo mío

para que no entre la muerte,

y cierra los cien candados

que la frenen en su intento,

cierra la puerta con llaves

y fija las cerraduras

porque ya se oyen sus pasos

que suenan en las banquetas.

Cierra la puerta hijo mío,

porque se que ya ha pasado

en Chihuahua con jesuitas,

y en Zacatecas a brincos,

tiene su reino en el norte

con cara de cien fusiles,

y con reserva y cautela

camina ya por mi tierra.

Cierra la puerta hijo mío

y coloca púas y espinas,

para que en ellas se quede

la muerte de la pandemia.

Cuánta soledad y llanto

cuántas jeringas y sueros,

despedidas para siempre,

hermanos que se nos fueron,

puertas abiertas sin freno

por donde la vida pasa .

Cierra la puerta hijo mío

para proteger la casa,

una muralla de piedra

que rebote la metralla,

y mira tú con cuidado

que se guarde entre paredes

la luna de Real del Monte

y no la hurten los ladrones.

Cierra la puerta hijo mío

y guarda en casa las risas,

que se llene de esperanzas

Y no se quede vacía.

Silencio y llanto en las calles

silencio y llanto en las casas,

Cierra la puerta hijo mío

para que no entre la muerte.

Después cuando todo pase

Haremos sumas y restas,

veremos cuántos se fueron

y cuantos se nos quedaron,

porque en esta hora negra

todos sufrimos la pena

de ver cómo se marchaba

un hermano o un amigo.

Cierra la puerta hijo mío

y no dejes que nos lleven,

pronto vendrá un nuevo día

que disipará las sombras,

y renacerá la vida

y renacerán las risas,

comenzará nueva historia

de luceros y cometas,

y las sombras y la muerte

nada podrán ese día,

y verás que la muralla

que levantaste en buena hora

frenó en seco los colmillos

de quien acechaba todo.

Y entonces sí hijo mío

que se abran todas las puertas,

que entre el viento del hiloche

el agua de nuestros ríos,

las truchas todas de Huasca

y la barbacoa de Actopan,

el huapango de Calnali

y el carnaval de la sierra,

porque a base de esperanza

ganaremos la batalla,

y otra vez en nuestras casas

cantaremos villancicos,

y volverán las piñatas

las posadas y los dulces,

y con el niño que nazca

renacerá nuestra vida,

y otra vez en el camino

a volar hasta la estrella,

que nos lleve con certeza

a la luz y la alegría.

Y entonces sí hijo mío,

abre ya todas las puertas,

porque habremos conseguido

vencer a la muerte misma,

y todos mano con mano

a reanudar nuestra marcha

y gritar con el salmista:

¿dónde está oh muerte tu victoria?

¿dónde está oh muerte tu aguijón?

Y otra vez las plazas llenas,

el niño que come helados

las calles con mucha gente

la vida siempre la vida.

Abre las puertas mi niño

que vencimos a la muerte

a golpes de fe de hierro,

espada de doble filo,

y graba con hierro rojo

que el camino de regreso

se escribe con sangre y fuego,

en que es mucho lo perdido

pero es mucho más lo ganado.

Abre las puertas mi niño

para que entre la esperanza

y a reanudar la marcha,

el sol otra vez arriba,

las sombras fueron vencidas.

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