No importa si a la alineación se le trata de sacudir con tres cambios de un partido a otro. No importa si Matías Almeyda se revienta la garganta en tratar de componer los errores de su equipo. No importa nada para la afición de Chivas, que ayer despidió al equipo entre abucheos al sumar su tercera
derrota en casa. Guadalajara es un cheque de tres puntos que puede cobrar cualquier equipo que visita su estadio. No hay fortaleza en el estadio Akron, que no disfruta de una victoria de los rojiblancos desde el 28 de octubre del año pasado. Un triunfo en los más recientes 12 encuentros es neurosis para los seguidores del Rebaño, que no entienden como un conjunto que gozó hace menos de un año de su décimo segundo título, está anémico de gol y con dolores en su futbol. Santos fue básico. No había necesidad de más. Cortó en media cancha la inteligencia de su rival. Con trazos largos explotó las deficiencias de la defensa de Chivas con todo y el regreso de Jair Pereira y Oswaldo Alanis. Julio Furch y Djaniny Tavárez anotaron para los laguneros que sumaron su tercera victoria para llegar a 12 puntos. El cuadro tapatío no sale del sótano y su crisis de resultados comienza a crecer de manera alarmante.