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China mantiene la tortura y el maltrato como práctica habitual

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Golpes con porras eléctricas, privación del agua o de la comida, e incluso de abogado, los detenidos en China sufren todo tipo de torturas y agresiones ante la pasividad de las autoridades que han aprobado normas para evitar estas situaciones pero siguen sin hacer que se cumplan. Se trata de una grave situación que evidencia la cara más oscura de la que hoy es la segunda economía mundial, y que desvela un nuevo informe publicado hoy martes por la organización Chinese Human Rights Defenders (CHRD).

 

En el documento, la ONG constata que, en los últimos cinco años, de 2009 a 2014, China “no ha dado los pasos correspondientes” para cumplir con la Convención contra la Tortura y Otro Trato Cruel, Inhumano o Degradante, ratificada por el país asiático en 1988.

“La tortura es un mal endémico en China, en particular, contra defensores de derechos humanos y críticos con el Gobierno. Pekín no ha dado nuevos pasos para acabar con la tortura y la impunidad; en cambio, ha promulgado leyes que no implementa, permitiendo que los torturadores queden libres y que las víctimas no tengan cómo reclamar”, explica Frances Eve, investigadora de CHRD.

La multitud de ejemplos recogidos en el informe evidencia que el problema se extiende por todos los poderes, lo que conlleva a que cualquier detenido esté sometido a constantes atropellos.

Para empezar, el periodo máximo en que las autoridades pueden mantener a una persona sin liberarla o presentar una acusación formal (37 días) comúnmente se excede sin justificación y, en el caso de que sean defensores de derechos humanos, es casi automático. A los detenidos, en general, se les impide el acceso a abogados de su elección e incluso, en ocasiones, a tratamiento médico.

La organización destaca el controvertido caso de Cao Shunli, a quien durante mucho tiempo le negaron la asistencia sanitaria bajo arresto y falleció en 2014 en un hospital de Pekín mientras seguía detenida.

“Privar de tratamiento médico a los detenidos es una forma común de tortura en China, que contribuye directamente a que se produzcan muertes bajo custodia”, destaca Renee Xia, directora internacional de CHRD, en referencia a una clase de sucesos que se siguen repitiendo sin investigarse. (Agencias)