PEDAZOS DE VIDA
Ahora que nazca su chilpayate comadre, comenzarán las preocupaciones. Asté ha de creer que con los pies hinchados la panza hecha pelota, los ascos, los antojos y el cansancio es suficiente para traer una criatura al mundo pero esto es sólo el inicio, cuando el chilpayatito nace, necesita de pañales, necesitará leche y necesitará de toda su atención.
¡Cuando parí a esta, bien recuerdo que ni la cuarentena! Ya tenía que estar a los tres días haciendo la comida para el compadre, y nada de achaques, eh, todo al pendiente, nunca le faltó la comida a mi viejito. Y esta que era bien chillona, aunque menos que el otro, el Arnulfo sí que era chillón, hasta me decían que a lo mejor la bruja lo andaba buscando y por eso lloraba demasiado.
¡Ay comadre! ya verá como la vida se complica un chingo con el chilpayate, antes nada de los beibis chower esos, ni atenciones, pero cuando nacen, esa alegría, esa magia se desata por la casa, y aunque ha de haber muchos corajes que enmuinen a una, el amor y la alegría que dan los hijos es muy grande. ¡Ay comadre! ora verá, namás que nazca el chilpayate.
Oiga ¿ya saben que va a ser? Con eso de que ahora ya se sabe, no que antes hasta que naciera que si la panza era redonda o con forma de balón era niño o niña… ¡ay comadre cuánta alegría! No llore, ya verá que a todo se acostumbra una… .