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CHENCHO ZÚÑIGA.

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“Se acercaba la noche
y los nubarrones anunciaban lluvia;
poco a poco, la neblina
fue envolviendo las calles de Tianguistengo.”

Inocente Zúñiga Mercado.

“No es lo mismo escribir versos que hacer poesía” declaraba con su imponente y magistral voz, mi entrañable Maestro, Profesor y Licenciado, Don Jesús Ángeles Contreras, laureado poeta, triunfador en numerosos certámenes nacionales; por sus bellas metáforas; por su estético equilibrio del fondo con la forma.  Impecables sonetos, octavas reales, décimas, romances y otras versificaciones siguen vigentes como ejemplos de lo que una exquisita sensibilidad serrana, bajo la influencia confesa de Federico García Lorca, se eleva a los máximos planos de la estética literaria.  No se puede decir menos de su narrativa; de su obra histórica y didáctica.

Ángeles fue (es) grande, universal, excelso… pero jamás perdió la esencia de Molango, su pueblo natal.  En el altar de la iglesia, el Santo Patrono, comparte sitio de honor con una dorada rosa: “flor natural” que el bardo obtuvo en unos juegos poéticos y que su señora madre ofreció a la católica deidad para implorar perdón para su hijo, juvenilmente imbuido por masónicas inquietudes.

En este contexto se engendran las siguientes reflexiones: ¿Dentro de la literatura puede romperse la dualidad entre “el hombre y su circunstancia”? ¿Serían los mismos, Ángeles sin Molango o Molango sin Ángeles?  ¿Gabriel García Márquez y sus criaturas (Aureliano Buendía, Úrsula, Melquiades el Gitano, Remedios la Bella…) habrían trascendido sin el ambiente del  mítico Macondo?  Juan Rulfo y Pedro Páramo (¿Quién es creador y quién creatura?) viven en la narrativa, entre los muertos, allá en Comala, fantasmagórico pueblo que puede estar en Jalisco, Zacatecas, el Valle del Mezquital o en el Reino de Utopía. Es Realismo Mágico.

Guardada toda proporción; sin que esto signifique falta de respeto para ninguno de estos personajes, ni para Chencho, me permito comentar que el pasado ocho de febrero, en el Teatro Efrén Rebolledo, un grupo de amigos (Alfredo Olguín, Gordiano Vite, Olaf Martínez y yo) tuvimos el privilegio de comentar dos obras del reconocido educador, músico y escritor: “¡Dondequiera está Dios… y uno de TIANGUISTENGO!”, compilación de pequeños relatos en prosa y “En el Aire las Compongo!” conjunto de versos y canciones con amplia gama temática.  En este último resalta el precioso prólogo de la Profesora María Luisa (Malú) Hernández Hidalgo, hermana de Irma, inseparable esposa del autor.

Tanto en verso como en prosa, las normas de la Sintaxis y de la Preceptiva Literaria exigen aplicar rígidos parámetros para realizar una crítica especializada: ¡Pura razón!..  No es el caso.

Escuchar a Chencho, su guitarra, su voz, sus canciones y sus poemas, a dúo con Irma, en una tarde bohemia, es privilegio, del cual sus cómplices más cercanos hemos disfrutado durante décadas.  Cada interpretación es, al mismo tiempo igual y diferente.  Confieso que no me gusta el karaoke, me parece frío, inhumano, sin alma, ajeno a la bohemia…  Cualquiera manipula un aparato, pero no cualquiera toca la guitarra con la maestría de Chencho, ni canta con el sentimiento que lo caracteriza; ni salpica sus tonadas con felices rimas y anécdotas, cuyo amplísimo catálogo, maneja con tino y pertinencia.  Como dueto conyugal, su canto y arte declamatorio, están en los discos, que atesoramos.

El libro “Dondequiera está Dios…” es narrativa multitemática.  Sabroso compendio que se lee en una sentada.  “En el Aire las Compongo” contiene algunos poemas logrados con maestría.  Llamó la atención del fundador del magnífico grupo IMPLATA, Olaf Martínez (quien lo musicalizó) y mía, el soneto que a continuación transcribo:

El amor.
El amor no se acaba lentamente,
El amor se sostiene con cadenas,
El amor tiene risas, tiene penas,
El amor se asimila, simplemente.

El amor une al cuerpo con la mente,
El amor no obedece si le ordenas,
El amor espontáneo, sin antenas,
El amor es sublime solamente.

El amor verdadero si es factible,
El amor que se entrega por entero
El amor que controla lo imposible

El amor debe ser puro y sincero,
El amor que es en todo indestructible;
El amor es decirte que te quiero.

Ante la adversidad Chencho Zúñiga es valiente.  Conoce su trascendencia.  Sabe que en un mañana lejano, por él hablaran sus libros desde la historia de Tianguistengo y de Hidalgo para decir: ¡ PRESENTE !

Febrero, 2017.