CFE, enfrentada a actos de desobediencia civil por cobros injustificados

En medio de las discusiones sobre el “Paquete Económico 2017”, bien valdría la pena revisar el trabajo de la CFE

Ha llegado el cobro bimestral por el consumo de electricidad de la Comisión Federal de Electricidad (CFE); y con ello, el dolor de cabeza de lo absurdo. Es posible que se trate de un plan bien instrumentado desde la alta dirección de la CFE para provocar el descontento de los consumidores contra la empresa, creando las condiciones para su privatización. Mientras tanto, los abusos, los cobros indebidos, injustificados y absurdos, no hacen sino despertar el enojo y la indignación entre la población.

Quizá por esa razón, en agosto pasado la Comisión Permanente del Congreso de la Unión pidió a la CFE, así como a la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO), publicar las quejas e inconformidades de los consumidores por deficiencias en los servicios prestados desde 2009 hasta el segundo trimestre de 2016. La CFE ha tenido que pagar ya más de 12 millones de pesos por violar las leyes, pero todo parece indicar que eso no le preocupa, pese a las miles de quejas que cada año recibe, pues los cobros indebidos continúan.

En medio de las discusiones sobre el “Paquete Económico 2017”, bien valdría la pena revisar el trabajo de la CFE y ajustar la asignación de los recursos presupuestarios a un trabajo eficiente y mejores servicios a los consumidores. Los abusos y cobros indebidos de la CFE no sólo están reduciendo los ingresos de millones de hogares, sino provocando el cierre de miles de pequeños negocios y la generación de más desempleo a lo largo y ancho del país. Para constatarlo, basta ver a través de internet lo que comentan los medios al respecto.

Una investigación que he venido realizando desde 2015 sobre el consumo de electricidad en 24 casas, dentro de una zona residencial de Pachuca, muestra las inconsistencias de los cobros de la CFE. Una familia que habita una casa de una planta baja y un piso, compuesta por dos personas adultas, las cuales trabajan durante el día, que además ha realizado todas las recomendaciones de la Comisión Nacional para el Uso Eficiente de la Energía (CONUEE), cuyos expertos la visitaron en 2014 y 2015, sustituyendo televisores de plasma por pantallas LED y luminarias ahorradoras por LED; además de extremar las medidas para el ahorro de energía, en el bimestre noviembre-enero de 2016, donde estuvimos 15 días de vacaciones y se abstuvieron de poner adornos navideños y árbol de Navidad, debieron pagar una factura de 962 pesos (menor a la del mismo bimestre de 2015, cuando tuvieron que pagar 1542 pesos en iguales circunstancias).

La misma familia de dos personas, pese a tener los mismos hábitos y extremar las medidas para reducir el consumo de energía, debió pagar facturas por 478, 349 y 799 y 654 pesos en los últimos cuatro bimestres de 2016. Cabe preguntarse ¿Cómo una familia cuyo número de miembros no ha cambiado ni sus hábitos al interior de su casa, puede tener esa variación tan grande en el consumo de electricidad?.

Por otro lado, se observa que en dos de las casas habitación de mayor tamaño, compuestas por una planta baja y dos pisos los consumos son sustancialmente menores. En la primera casa habitan tres personas adultas y dos niños; pese a ello, los consumos fueron de 438 pesos en el bimestre julio-septiembre de 2015, de 463 pesos en el bimestre septiembre-noviembre del mismo año; de 342 pesos en el bimestre noviembre 2015 – enero 2016, de 281 pesos en el bimestre marzo-abril 2016 y de 359 en el bimestre julio septiembre 2016.

En la segunda casa. Habitada por dos personas adultas y dos jóvenes, los consumos fueron de 213 pesos en el bimestre julio-septiembre de 2015, de 243 pesos en el bimestre septiembre-noviembre del mismo año; de 275 pesos en el bimestre noviembre 2015 – enero 2016, de 269 pesos en el bimestre marzo-abril 2016 y de 249 en el bimestre julio septiembre 2016.

Pero además, en una casa de una planta baja y un piso, habitada por dos personas mayores y dos jóvenes universitarios y una niña, los consumos fueron aún menores. Esta familia pagó 261 pesos en el bimestre julio-septiembre de 2015, de 263 pesos en el bimestre septiembre-noviembre del mismo año; de 253 pesos en el bimestre noviembre 2015 – enero 2016, de 279 pesos en el bimestre marzo-abril 2016 y de 297 en el bimestre julio septiembre 2016.

Estos datos muestran las incoherencias e inconsistencias de los cobros absurdos de la CFE, los cuales están minando la reputación de la empresa y provocando la ira de los ciudadanos. Quizá por esa razón, antes de las elecciones del 5 de junio pasado, los spots del presidente Enrique Peña Nieto insistían en la reducción de las tarifas eléctricas como un logro de su gobierno; pero una vez que pasaron las elecciones, en julio pasado, la CFE informó que ajustaría sus tarifas para ese mes debido al incremento de los precios de los combustibles para producirla, aún cuando los precios internacionales del petróleo continuaban cayendo.

Así fue que las tarifas para el sector industrial aumentarían entre 2 y 5% y para el sector comercial de entre 5 y 7%. Mientras que para los hogares de alto consumo, los cuales pagan la Tarifa Doméstica de Alto Consumo (DAC), deberían pagar un incremento del 6.8%. Recuerde que ya existen más de 450 mil hogares que pagan la tarifa DAC, los cuales superan el consumo de 500 kWh por  bimestre. Siendo este segmento de consumidores una mina para la CFE vale la pena preguntarse si ¿Con el cobro excesivo e injustificado a los consumidores de electricidad, la CFE pretende que los más de 31.4 millones de hogares en México paguen la tarifa DAC o se habrán fijado la meta de 15 millones al concluir el sexenio?

Posteriormente, no pasó ni un mes y la CFE anunció que en agosto todas las viviendas, comercios e industrias que consuman más electricidad, tendrían un incremento del 9% en las tarifas que pagaban, respecto a agosto de 2015, apenas dos puntos por debajo de lo que se incrementarán las tarifas de la industria, en 9.2%. Se trataba del segundo aumento consecutivo de las tarifas para la industria y el comercio, que se vieron incrementadas en 2.54% y 3.36% en agosto.

Al concluir agosto, la CFE informó que, de nueva cuenta, aumentaría las tarifas para el sector industrial y comercial, así como para el sector doméstico de alto consumo; con ello, las tarifas del sector industrial en el mes de septiembre se incrementaron entre el 6.5% y 8.4%, respecto a septiembre del 2015; las del sector comercial entre el 8.6% y 9.4%; en tanto que la tarifa DAC, aumentó en 9.3%, en promedio anual.

Recordemos que al inicio de 2016 la tarifa básica era de 0.809 pesos por kilowatt/hora (kWh), la intermedia de 0.976 pesos por kWh y la excedente de 2.859 pesos por kWh. En el bimestre del 4 de marzo al 4 de mayo, la CFE cobró tarifas de 0.793 pesos el kWh en la tarifa básica, de 0.956 pesos por kWh en la intermedia y de 2.802 pesos por kWh en la excedentaria. La reducción fue de apenas  -0.016 en la tarifa básica, de -0.02 en la intermedia y de -0.057 para la excedentaria.

Ahora, si comparamos las nuevas tarifas cobradas por la CFE, de 0.793 pesos el kWh para la básica, de 0.956 pesos el kWh para la intermedia y de 2.802 pesos el kWh para la excedentaria, con las tarifas vigentes en el bimestre enero-marzo de 2013, al iniciar el sexenio actual, las cuales eran de 0.761 pesos el kWh para la básica, de 0.934 pesos el kWh para la intermedia y de 2.718 pesos el kWh para la excedentaria; podemos observar que se han incrementado en 0.032, 0.022 y 0.084 pesos el kWh, respectivamente ¿Dónde está el efecto positivo de la reforma energética y la reducción de tarifas anunciada a principios de año?.

Pero no se trata sólo de tarifas; el problema fundamental radica en los cobros excesivos e injustificados, algo que ha provocado el enojo de la población y protestas de los consumidores, empujándolos a conectarse directamente a red de suministro de energía, bajo la pasividad de la CFE y de las autoridades judiciales, que se han visto incapaces de poner fin al robo de energía y al inicio de procesos judiciales contra los hogares que han optado por ese medio para obtener acceso a la energía eléctrica.

No creo que la CFE y PROFECO tengan argumentos sólidos para defender lo irracional de los cobros por el consumo de electricidad entre los hogares, pero también se observa la pasividad de los legisladores ante un problema que ha sido denunciada por millones de personas en el país. Lo que sí es evidente es que millones de hogares, como un acto de desobediencia civil, en principio, podrían rechazar los medidores de luz digitales que trata de imponer la CFE y en un segundo acto, podrían comenzar a conectarse directamente en la red; pues he constatado que no existe ninguna medida económica o judicial para impedir que se continúe haciendo, aún en zonas residenciales.

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