Ultraderechista francesa en problemas
Su jefa de gabinete es imputada por uso indebido de fondos de la UE
La Policía francesa detuvo a la jefa de gabinete y al guardaespaldas de la líder del Frente Nacional, acusados de cobrar del Europarlamento gracias a una trama de contratos ficticios cuando en realidad trabajaban para el partido.
Las investigaciones que pesan sobre Marine Le Pen no hacen mella en el electorado de la líder del Frente Nacional (FN). Cuantos más frentes tiene abiertos la candidata de la extrema derecha a la presidencia de la República, más se afianza su presencia en la segunda vuelta de las presidenciales.
El miércoles, la Policía de la Oficina Anticorrupción detuvo a su guardaespaldas y a su jefa de gabinete para interrogarlos por sospechas de empleos ficticios en el Parlamento Europeo.
«Es una intriga política», dijo Le Pen, que se presentó como víctima. «Los franceses saben distinguir la diferencia entre las verdaderas y las falsas maniobras políticas», añadió.
A Le Pen, el Parlamento Europeo le reclama 340.000 euros, porque considera que su guardaespaldas, Thierry Légier, y su jefa de gabinete, Catherine Griset, estuvieron recibiendo un sueldo como asistentes parlamentarios, el primero durante tres meses en 2011 y la segunda entre 2010 y 2016, cuando presuntamente realizaba otro tipo de trabajos.
El martes, la Policía registró la sede del Frente Nacional en Nanterre (Hautes-de-Seine), y procedió a copiar los discos duros de los ordenadores de dos asistentes de Le Pen, entre ellos el de Griset.
La Oficina Antifraude de la Unión Europea (OLAF) tiene sospechas de que la líder del FN y sus colaboradores han participado en la creación de empleos ficticios. Como la eurodiputada se ha negado a devolver el dinero reclamado, el Parlamento Europeo ha decidido comenzar a retenerle el 50% de su salario, así como la totalidad de los pagos por gastos y la mitad de dietas diarias, lo que suma un total de más de 8.000 euros al mes.