Home General Celebración a la Morenita del Tepeyac

Celebración a la Morenita del Tepeyac

0

Basílica Menor de Nuestra Señora de Guadalupe
Cuadros de pobreza, marginación y abandono se asomaron en los alrededores de la Basílica

Cuadros de pobreza, marginación y abandono, se asomaron en los alrededores de la Basílica Menor de Nuestra Señora de Guadalupe uniéndose a la celebración de la aparición de la morenita en el Tepeyac, al indio Juan Diego, un 12 de diciembre de 1531.

El primero de ellos un adulto mayor, que con sombrero en mano, pedía a los peatones lo apoyaran con algunas moneditas; el segundo, a dos metros de llegar a La Villita, un joven discapacitado sentado en una patineta había colocado una lata para que los transeúntes lo ayudaran con lo que “fuera su voluntad”; mientras que en el atrio de la iglesia una chica ofrecía en venta artículos alusivos a la fecha, en tanto mostraba una cartulina en la que se leía, “Vendo virgencitas para pagar mi tesis, para una futura desempleada”.

A pesar de los paisajes contradictorios a la celebración, los feligreses caminaban sin “prestar atención” a estas escenas; algunos otros mostraban pena, unos más remordimiento, y otros, los menos, tocaba las fibras más sensibles de su corazón para finalmente soltar la “morralla” y hasta un billete, dependiendo el grado de conciencia o solidaridad.

No obstante el panorama, los devotos a la Guadalupana seguían arribando a la iglesia; los casos eran diversos; grupo de amigos; parejas jóvenes; matrimonios consolidados, también solteros; quienes portaban imágenes de la emperatriz de América en diferentes tamaños y materiales.

La tradición y la parte emotiva de la fecha, es ataviar a los pequeños como Juan Diego, en el caso de los niños, o como “inditas” a las niñas; infantes que entraban a la catedral menor en brazos, tomados de la mano o sobre los hombros de sus padres, tíos o abuelos.

La visita a Lupita tiene muchos fines; mientras avanzan en el interior de La Villita, rezan una oración y recuerdan el milagro de su aparición, agradecen un año más de existencia o bien un favor recibido como salud, empleo, protección, reconciliación y hasta unión familiar.

Una vez recibida el agua santa y la bendición del padre, los devotos de la Virgen de Guadalupe, recorren la avenida Juárez y arterias vecinas que cobijan a la basílica menor, en donde se ubican comercios de antojitos mexicanos, golosinas, pan, buñuelos, artesanías, ropa, accesorios; se guían de los colores y olores, para finalmente disfrutar con su familia de este día de asueto y tradición para los mexicanos.