Casa rural autosuficiente

Por: Jorge Nuño Jiménez

Hoy expresaré mi experiencia internacional realizando periplos en los 70 a países que devastados por la guerra. Fue el caso de Alemania, Francia, Inglaterra, España, Italia, la India y la República Popular de China. Ahí observé en conflictos armados que las familias organizaban programas de autosuficiencia alimentaria.

El programa del hombre y la biosfera de la UNESCO en París fue experiencia singular y faro de luz para analizar propuestas sustentables para resolver necesidades humanas, no para el mercado. Las familias marginadas y empobrecidas trabajaban mucho bajo ese proyecto común.

La experiencia anterior fue la base para concebir, organizar y operar una Casa Rural Autosuficiente, en una zona pobre y aislada. Fue el pueblo de Ixtacuixtla, Tlaxcala. Con la cooperación de la Universidad Autónoma de esa entidad y la simpatía del director de la Facultad de Derecho, Héctor Ortiz Ortiz. Mi gratitud a otros expertos: Luis Kasuga Osaka de la Universidad de Pesquerías del Japón (coordinador de pesca este instituto), Bibiano Osorio y Tafall (ex sub secretario de la ONU), Liu Xiao Lu (Academia de Ciencias de Beijín), Xavier Lozoya Legorreta (Coordinador del programa de plantas medicinales y herbolaria) y Julio Cortés (del IPN), Wolfango Aguilar Flores (de la Universidad Autónoma de Morelos), quien me acompañó en mis viajes a la India, donde aprendimos un poco su desarrollo agrícola e industria.

En una reunión en el Centro de Estudios Económicos y Sociales del Tercer Mundo se expuso la tesis: Organizar una Casa Rural autosuficiente en la cual dinámicamente se integrara una familia y fuera capaz de producir sus necesidades alimenticias (proteínas y vitaminas), con un jardín botánico de medicina tradicional, que recogiera la riqueza herbolaria mexicana del Códice Badiano, herbolaria china y medicina humoral de Avicena o Averroes.

El proyecto se instaló en un predio bajo la coordinación de la Sra. Karen, Juan Franco y sus hijos, el resultado fue un éxito rotundo. El modelo consistió en un jardín botánico, huerto de hortalizas, un gallinero, cría de conejos, árboles frutales, un pequeño invernadero para hidroponía, un par de cabras lecheras, un biodigestor (para producir gas metano), almacenamiento de agua de lluvia, energía solar, composta (para desechos orgánicos) y un estanque de peces (tilapia).

Esta casa rural autosuficiente tuvo éxito en la región de Tlaxcala, el cual se integró al final a la Universidad Autónoma de Tlaxcala con el nombre de: Unidad de Agro Biología, gracias a los resultados exitosos de este proyecto fue visitado por alumnos de escuelas primarias.

Los fines de semana eran un deleite. Viernes, sábado y domingo descansaba haciendo adobes, convivía con Karen y Juan Franco. Me acompañaban mis hijos, observaban la fuerza de la naturaleza. Aplicando los saberes y conocimientos tradicionales de nuestros abuelos. Los niños de las zonas urbanas de aquella época creían que la leche, la carne, las hortalizas y verduras se producían en el supermercado.

Ante esta pandemia que no sabemos cuándo termine, pero imaginamos el resultado postpandemia: una recesión económica internacional y nacional, repercutirá en zonas rurales, sufrirán de falta de alimentos, medicamentos, naturalmente de hambre, las enfermedades, serán el común denominador de los pueblos, como consecuencia de este virus traicionero que está sembrando muerte y dolor, no discrimina, agarra parejo paralizando la economía mundial y nacional.

Este sería el mejor momento de repensar la acción del Estado, en torno al desarrollo humano por las fallas del modelo económico inspirado en la codicia del mercado, de consumo privilegiado de países ricos. Los ricos también lloran, son víctimas del desempleo, la miseria y la desesperación.

Un Nuevo Pacto Social bajo la rectoría del Estado es necesario actualmente, bajo principios de justicia y equidad para organizar a mujeres y hombres para salvar en primer lugar la vida, aplicando los saberes de nuestros abuelos y satisfacer sus necesidades básicas.

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