
La alegría desbordó las calles de la capital de la República Democrática del Congo (RDC), Kinsasa, adonde arribó ayer el Papa Francisco, quien fue recibido con pancartas, cánticos y en medio de un fuerte dispositivo de seguridad.
“El Papa está aquí, no más peleas inútiles. Este es el apoyo que el país estaba esperando para ser mejor atendido por la comunidad internacional. Estamos felices”, dijo a EFE Aime Mboyo, uno de los cientos de miles de fervientes católicos y de religiosos que se apresuraron a recibir al pontífice.
En el aeropuerto internacional de Ndjili de Kinsasa -donde fue recibido por el primer ministro congoleño, Sama Lukonde- y a lo largo del bulevar Lumumba, una de las principales arterias de la ciudad que Francisco recorrió en el papamóvil, los fieles vibraron haciendo ondear sus carteles y palmas.
Tras la primera parada de su gira africana en la RDC, Francisco volará el viernes a Sudán del Sur, donde permanecerá hasta el domingo, 5 de febrero.