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“CANELO” NO TUVO RIVAL

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#BOX

Capacidad de entrega a lo largo de los 12 episodios fue “Canelo”. Un artista del golpeo que estableció condiciones desde la primera campanada. Los uppers fueron un doloroso ballet para Chávez Carrasco

Como un tren sin frenos se mostró Saúl Álvarez (49-1-1, 34 KO) quien derrotó por decisión unánime a Julio César Chávez Jr. (50-3-1, 32 KO) para dejar en claro que es el mejor boxeador mexicano de la actualidad.
Capacidad de entrega a lo largo de los 12 episodios fue “Canelo”. Un artista del golpeo que estableció condiciones desde la primera campanada. Los uppers fueron un doloroso ballet para Chávez Carrasco. En repetidas ocasiones le zarandearon la cabeza. Le hicieron perder el norte y se dedicó a deambular por el encordado.
El pleito que esperó 10 años para su realización fue una fiesta para “Canelo”. Un doloroso arrepentimiento para Chávez Carrasco que fue más peleador con las palabras que con las manos.
Julio desperdició la noche en la que pudo dejar de ser conocido como “El hijo de la leyenda”. Al contrario de eso, anidó caos a su carrera. Tal vez no tenga mañana cuando fue superado sin oponer mayor resistencia que el castigo que recibió su cuerpo.
Victoria clara para Saúl. Todos los jueces le vieron ganar cada uno de los 12 rounds. Todo el público terminó por aplaudirle a pesar de que ingresó a la T- Mobile Arena abucheado por más de la mitad de los 20 mil espectadores.
Ahora en septiembre le espera Gennady Golovkin al “Canelo”. El kazajo vio en primera fila la actuación de Álvarez.
Desde el primer asalto Chávez con combinaciones lentas solo que golpeó el aire. Caminó hacia su izquierda mientras el “Canelo” con la zurda lo alcanzó. La voluntad fue del jalisciense. Intentó y descifró la defensa de su rival.
Los movimientos de cintura que marcó Chávez no fueron suficientes. El alcance no lo marcó Chávez a pesar del largo de sus brazos.
Álvarez tuvo como aliado a su mano derecha. Se la estrelló en el rostro al “Jr.” que sacudido se encorvó y se escondió de toda posibilidad de triunfo.
Las Vegas construyó un pleito que el mundo consumió con “Canelo” como la estrella del momento. La meca del boxeo ahora manufactura un combate entre el mexicano y Gennady Golovkin. El kazajo subió ayer por la noche a retar a Álvarez quien dijo que no le tiene miedo a él, ni a nadie.
“Canelo será mi mejor rival, espero que nos encontremos en septiembre, lo felicito por su triunfo”, dijo Gennady.

El color de la afición mexicana
El amor de los indocumentados por el boxeo es más fuerte que las restricciones en la era Donald Trump. Sin poder recurrir a un vuelo comercial por temer a ser detenidos en el aeropuerto, tres amigos mexicanos manejaron 15 horas de Portland a Las Vegas.
Carlos Cruz, David González y Óscar Camacho tomaron su camioneta, llenaron el tanque de gasolina con 400 dólares y tomaron carretera para estar presentes en la pelea entre Saúl “Canelo” Álvarez y Julio César Chávez Jr.
Durante la travesía escucharon música de banda y charlaron por horas de los mejores boxeadores en la historia de México, que no son precisamente a quienes van a ver.
“Ahorita está difícil viajar en avión. Antes de Trump sí podíamos tomar vuelos, pero desde que llegó la migra se puso muy difícil. Queríamos estar en esta pelea y decidimos venir en camioneta”, comentaron los tres compañeros, originarios de Yucatán, Sinaloa y Michoacán.
Para ser parte de la función más esperada en la última década, cada uno de los mexicanos desembolsó 950 dólares por un boleto de zona media, además de los 350 dólares que les costó la noche de hotel. Llegaron a Las Vegas el jueves.
“Sí es un gasto el que tuvimos que hacer. Desde que salieron los boletos nos aplicamos para comprarlos en internet. Luego pagamos el hotel, ahí la verdad es que ahorramos un poquito porque los tres nos quedamos en una habitación, entonces nos tocó casi de a 100 dólares por cabeza, más lo que estamos gastando en bebidas y comida”, dijo Cruz.
Con más de 15 años viviendo en Estados Unidos, los mexicanos se conocieron en el trabajo. Se dedican a la construcción de casas y edificios en Portland.
“El trabajo rudo siempre va a estar disponible para quien lo quiera hacer y nosotros somos de esa clase de trabajadores. Nos gusta, ganamos lo suficiente para vivir y tener más oportunidades”, apuntó González.
Como el boxeo, ser migrante indocumentado en Estados Unidos necesita sacrificio. Al igual que en el deporte de los puños, el hambre es lo que los motivó a empezar una aventura.