“Cancionero Picot”, identidad mexicana en papel

    •    “Chema” y “Juana” eran los personajes que adornaban el “Cancionero Picot”, un pequeño cuadernillo de papel en el que, en medio de páginas con letras de canciones de rumbas, mambos, boleros, rancheras y alegres sones, se podían leer consejos para curar la indigestión provocada por la sabrosa comida mexicana, así como remedios en bálsamo o pastillas para aliviar el resfriado, la tos, las quemaduras y hasta los callos


Este cuadernillo promovió la identidad mexicana a través del vínculo que hay entre la música y las emociones. Se repartía gratis en la barriada humilde y en las colonias de sabor aristócrata, retrató el paisaje sonoro y social de una época.
“Chema” y “Juana” eran los personajes que adornaban el “Cancionero Picot”, un pequeño cuadernillo de papel en el que, en medio de páginas con letras de canciones de rumbas, mambos, boleros, rancheras y alegres sones, se podían leer consejos para curar la indigestión provocada por la sabrosa comida mexicana, así como remedios en bálsamo o pastillas para aliviar el resfriado, la tos, las quemaduras y hasta los callos.
En sus tapizadas páginas en blanco y negro se encontraban consejos de belleza para la mujer, también se podían hallar, a manera de pequeñas historietas, recomendaciones de productos para nutrir a los niños.
Los grabados que ilustraban este cancionero tenían características muy mexicanas, y entre dibujos con muecas divertidas, se encontraban letras de canciones de autores mexicanos como extranjeros, por ejemplo de Álvaro Carrillo, Lucho Gatica, Rosita Quintana, Antonio Aguilar, Rita Arce, Los Tres Caballeros, Carmela Rey, Ramón Márquez y Olga Guillot.
El “Cancionero Picot” nació en 1930, cuando a través de la radio se transmitía la música de moda y se anunciaban diversos productos para combatir los malestares, las enfermedades, y algunos problemas estéticos.
Guillermo Contreras, investigador en el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Musical del Instituto Nacional de las Bellas Artes, dijo en entrevista para EL UNIVERSAL que el “Cancionero Picot”, así como otros cancioneros antiguos mexicanos, nos ayudan a comprender cuál era el paisaje sonoro de una época.
“En México el cancionero surgió como una inquietud muy temprana, como ‘El ruiseñor’, un librito pequeño de 1900 hecho en Yucatán. En el siglo XIX muchas imprentas hacían cancioneros y lo que le llamaban hojas sueltas, que eran letras de canciones con alguna alegoría, algún grabado donde participaron gente como (José Guadalupe) Posada, (Gabriel Vicente) Gahona, (José) Revuelta, (Manuel) Manila, varios ilustradores decimonónicos hacían algo atractivo del cancionero, personajes que se les reconocía como trovadores porque eran como músicos errantes, que iban llevando acontecimientos y repertorios a lo largo del territorio nacional”.
El también profesor de musicología en la Facultad de Música de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), reconoce que el gran mérito del “Cancionero Picot” fue que promovió a los músicos de moda.
“Surgió cuando el nacionalismo y la comida funcionaban muy bien. Estos elementos se aliaron con los medios masivos como la radio y la televisión”, indica.

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