Canadá y la Unión Europea apuestan al libre comercio frente a Trump

La aprobación del Tratado de Libre Comercio entre Canadá y la Unión Europea (CETA) este miércoles pasado, constituye un espaldarazo a la liberalización mundial del comercio

Mientras México se enfrenta al capricho del presidente Donald Trump de renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), Canadá busca nuevos espacios para sus productos. Aunque está claro que el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, no sólo mantendrá el nivel de las relaciones con Canadá sino que las profundizara, después de su encuentro con el primer ministro Justin Trudeau de esta semana, al quien le dijo “Es un honor recibir a un amigo y a un aliado… los Estados Unidos son muy afortunados de tener un vecino como Canadá… somos más fuertes cuando unimos fuerzas”, el gobernante canadiense no escatimado esfuerzos por abrir nuevos mercados.

En un contexto internacional revolucionado por la llegada de Donald Trump al poder en los Estados Unidos y su rechazo al libre comercio, sin duda alguna, la aprobación del Tratado de Libre Comercio entre Canadá y la Unión Europea (CETA) este miércoles pasado, constituye un espaldarazo a la liberalización mundial del comercio, como seguramente lo será la aprobación de un posible acuerdo entre Canadá y China; sobre todo, después de la aprobación del Brexit en el Reino Unido, lo que le ha devuelto a Bruselas credibilidad perdida, en medio del cuestionamiento de algunos países al libre comercio y a la ampliación de sus fronteras.

Aún cuando el CETA no está relacionado con el Tratado de Libre Comercio Transatlántico (TTIP), que parece haberse quedado el tintero, entre la Unión Europea y los Estados Unidos, los europeos han demostrado a Trump que ellos siguen apostando al libre comercio, al fin de las fronteras y a la movilidad de todos los factores de producción, incluida la fuerza de trabajo, a pesar de los problemas de los refugiados y la migración ilegal.

Ahora, lo que parecía imposible está hecho, la Unión Europea ha aprobado el CETA. Tras un debate, interrumpido muchas ocasiones de manera sarcástica, donde los eurodiputados expresaron sus razones de aprobación o rechazo al CETA, finalmente recibió el respaldo del Parlamento Europeo con 408 votos a favor y 254 en contra, con 33 abstenciones.

El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, les ha dicho a los europeos que el CETA es una Tratado de Libre Comercio innovador, pues les da “la oportunidad de dar forma a la globalización juntos e influir en el desarrollo de las normas comerciales internacionales”; mientras que el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, precisó que “el mejor ejemplo es el trabajo que ya hacemos con nuestros amigos canadienses para establecer normas multilaterales para el tratamiento de las inversiones”, a la vez que Cecilia Malmström, la Comisaria Europea de Comercio señalaba que “En este momento de incertidumbre en el que somos testigos del aumento del proteccionismo en el mundo, el CETA pone de manifiesto nuestro firme compromiso con el comercio sostenible”, refiriéndose al presidente de los Estados Unidos y su nueva política comercial.

El CETA había tenido serios problemas para su aprobación en el Europarlamento, en particular por el contenido en los temas referentes a la resolución de conflictos, apertura de la contrataciones públicas, protección de las denominaciones de origen, pero también por la oposición de la Comunidad francófona de Bélgica al Tratado Comercial; el cual es cuestionado por la Izquierda Unitaria Europea y la Izquierda Verde Nórdica, quienes afirman que el CETA es una “contribución agravante de la crisis ecológica y social…, es un duro golpe para Europa”, según sus voceros.

Sin embargo, el CETA aún está en manos de los parlamentos nacionales quienes deben ratificarlo. El acuerdo comercial entre Canadá y la UE, ahora debe pasar por los parlamentos nacionales y regionales europeos, treinta y ocho en total, para ser ratificado y entre en operación en el territorio de la Unión Europea.

Es evidente que ante la irreversible revisión del tratado de libre comercio entre los Estados Unidos, Canadá y México (TLCAN), firmado en 1993 y entrado en vigor en 1994, Trudeau ha querido asegurar los mercados para sus productos y limitar la dependencia del mercado estadounidense, al cual hace llegar el 75% del total de sus exportaciones; algo que absurdamente México, el campeón de los TLC con 16 firmados, no se ha atrevido a realizar, cuando hasta hace poco sólo enviaba el 1% del total de sus exportaciones a China, quizá motivado por tener un espacio de confort en los mercados estadounidenses hasta donde hace llegar el 80% del total de lo que exporta cada año ¿No será el momento de que el gobierno y los empresarios vuelvan a la realidad y pongan punto final a su dependencia histórica de los Estados Unidos?

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