¿Calidad o cantidad, 2018 puede ser la respuesta?

En cada proceso electoral debemos pugnar por calidad y no por cantidad, pongamos un hasta aquí a candidatos sacados de la manga por los partidos políticos

La división de poderes, concebida desde la perspectiva de Montesquieu, tiene por objeto evitar que el poder recaiga en una sola persona, y que no se tenga la tentación de dar nacimiento a un estado tiránico.

En una especie de pesos y contrapesos, cada uno de los tres poderes -ejecutivo, legislativo y judicial- deben coordinarse para cumplir con la encomienda establecida en nuestra Carta Magna, cuidándose unos a los otros, pero siempre dentro de un esquema de armonía que les permita trabajar dentro de los cánones de la ley y la decencia.

Lamentablemente la teoría dista mucho de la práctica, entre los ideales y la realidad siempre encontraremos deficiencias que, al detectarlas, la lógica nos indica que lo más conveniente es corregirlas.

Tal es el caso del sistema político que prevalece en nuestro País; hoy día sufriendo un desgaste que provoca que los ciudadanos tengan como sentimiento esencial de su existencia, el de la desconfianza.

Y esto se debe fundamentalmente a las siguientes cuestiones: corrupción, impunidad, ocio, dispendio, insensibilidad, oportunismo, golpes bajos, fuego amigo, grilla en lugar de política, todo ello de quienes nos representan en esos tres poderes; claro, debo reconocer que no es la regla general, pues existen quienes sí han sabido privilegiar el honorable encargo que el ciudadano le ha prestado.

Aunado a todo lo anterior, tenemos el problema de la inexperiencia y el desconocimiento de la naturaleza de sus funciones, muchos llegan a aprender y empiezan a dar palos de ciego al comienzo de su encargo y terminan apaleando a al ciudadano.

Quizá por esa razón suena congruente empezar a determinar candados de calidad como requisitos indispensables para todos aquellos que pretendan ocupar un cargo público, hoy no los hay, por eso es que, por ejemplo, el nivel académico de quienes llegan o quieren llegar a una curul no ha sido obstáculo; la vida los ha convertido en una olla de mañas en lugar de un cofre de sabiduría.

En cada proceso electoral debemos pugnar por calidad y no por cantidad, pongamos un hasta aquí a candidatos sacados de la manga por los partidos políticos, quienes, es evidente, su único interés es sacar el voto aprovechándose de la popularidad de algún actor, o luchador o algo por el estilo, importandoles un reverendo cacahuate si ese candidato tiene el perfil o el conocimiento para llegar a ese honroso lugar, puro convidado de piedra en las cámaras.

No tardan en aparecer esos pseudo grupos o instituciones de “buena fe”, quienes enarbolando una bandera de humanidad y humildad; nos dirán que solo pretenden el bienestar familiar y por ello, desinteresadamente, empezarán a comprar la dignidad y la candidez de la gente más necesitada; la solidaridad no debe ser electorera, debe ser una forma de vida.  2018 puede ser la respuesta a los conflictos de intereses.

Las palabras se las lleva el viento, pero mi pensamiento escrito está.

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