Una serie de bombas, aparentemente coordinadas, explotaron en Tailandia a última hora del jueves y mañana del viernes, causando al menos a cuatro muertos y 28 heridos.
Los artefactos fueron detonados en tres lugares turísticos -Hua Hin, Trang, la playa Patong de Phuket-, y en Surat Thani, todas ellas situadas al sur del país, y al norte de las conflictivas provincias del extremo sur (Pattani, Yala y Narathiwat) que cuentan con presencia de insurgencia separatista. Esta cadena de ataques tiene lugar al comienzo de un puente de vacaciones marcado por el cumpleaños de la reina Sirikit.
Entre los objetivos de las explosiones están los turistas, los mercados y edificios del Gobierno. La policía asegura que un equipo especial investigará la oleada de explosiones y alerta que vigilará especialmente las atracciones turísticas. “No le llaméis terrorismo, llamadlo sabotaje”, ha dicho el subjefe de la policía. Los atentados en el extremo sur son comunes en Tailandia, pero no en el resto del país. Por el momento, han sido detenidas dos personas que podrían estar relacionadas con los ataques.
Se esperan que la información sobre los atentados se actualice a lo largo del viernes. Hasta el momento se sabe que dos explosiones tuvieron lugar en la ciudad turística de Hua Hin situada a unos 200 kilómetros de Bangkok, capital del país, y popular especialmente entre el turismo local. El balance provisional es de un muerto y 26 heridos. Otras dos bombas explosionaron frente a una comisaría en Surat Thani, causando la muerte a una persona.
Dos artefactos fueron además detonados en la playa Patong de la isla de Phuket, una zona de resorts popular entre los turistas extranjeros. No ha habido víctimas mortales por el momento. Otra explosión golpeó el mercado de Trang, dejando un muerto y 6 heridos. Por último, una bomba fue desactivada por las autoridades en Phang Nga.
Las explosiones se han producido a pocos días del primer aniversario del atentado sin precedentes en el santuario Erawan en el centro de Bangkok que causó más de 20 muertos y cien heridos. Los ataques no fueron asumidos y las autoridades señalaron que los autores eran una banda criminal como consecuencia de la represión policial a sus operaciones de contrabando.