ALFIL NEGRO
Gobernar, ejercer el poder, mandar, no es cosa fácil como alguien dijo, porque representa llevar a cabo con hechos y acciones lo que se tiene en mente como urgente para bien de la sociedad una vez que se ha escuchado la voz de la gente para hacer de esas voces guías para saber por donde caminar, y para tener bases de todo lo que se haga y decida, porque ese es el compromiso mayor de quien gobierna: atender y obedecer la voz popular con políticas públicas que respondan a las exigencias de las familias, en nuestro caso de Hidalgo.
En el estado vivimos la experiencia de un nuevo gobierno que no es priista, porque Menchaca pasará a la historia del estado como el primer mandatario en 93 años que llega al poder con los colores de un partido distinto al PRI, lo que es dar paso a la alternancia, con todo lo que significa para la vida de nuestra entidad y con los efectos lógicos en los personajes tradicionalmente depositarios de las instancias donde se ejercía el poder y el manejo del dinero público, y todo lo que comprendía tener el manejo de las decisiones para ejercer presupuesto, y en muchos casos lograr beneficios para la ciudadanía, y en otros para llevar buenas tajadas a los que decidían obras y acciones, supuestamente para beneficio común.
El nuevo gobierno no lleva mucho tiempo al frente del estado, pero ya se tiene claridad sobre cuáles son sus caminos de acción en los que sobresale su decisión de combate frontal a la corrupción, con todo lo que esto signifique y haciendo justicia sin parar en personajes o figuras, de tal manera que quien la deba la pague, y junto con esta lucha contra la corrupción el compromiso de la transparencia para que haya participación de la gente, sabiendo lo que se hace y cómo se hace.
Y en este ejercicio del poder, con los caminos ya dichos se empiezan a notar reacciones de las gentes y de los grupos que de alguna manera se sienten afectados.
Y las reacciones no sólo son de personajes o grupos fuera de Morena, porque se percibe que hay voces que nacen del mismo partido, que se supone están en el mismo partido del gobernador, porque de alguna manera se sienten lastimados o afectados.
Será cuestión de tiempo para que se asiente el nuevo estilo de gobernar, y mientras tanto no es extraño que surjan voces que reprueben nombramientos de funcionarios, sobre todo si son de origen distinto a morena, y señalen que la llegada de ex priistas como colaboradores del nuevo gobierno es una ofensa para los guindas, con lo que es fácil detectar de dónde vienen las quejas doloridas.
Y esto sin dejar de ver y escuchar a quienes señalan por dónde debe caminar el gobierno y lo que se debe hacer para trascender, en esa rara actitud de quienes en poses de sabios de la política saben lo que se debe hacer para tener un lugar en la historia.
Es apenas el principio y en este embrollo surgen remolinos que son más bien reacciones de los afectados por el cambio de gobierno. Pero no será más que reacciones provocadas por una nueva apuesta de ejercicio del poder, que como es natural representa un nuevo modo de ver y hacer las cosas.
Pero no dejan de llamar la atención, porque representan mucho de los adoloridos de Morena por no ser los elegidos para el poder, y de otros partidos por haber perdido lo que consideraban su patrimonio por los siglos de los siglos y resulta que se les acabó.
Así es la política y así son los políticos.
