Burocracia pública que sabe servirse del poder

NÚMEROS CLAROS

La estructura de la administración pública del gobierno federal requiere ser rediseñada y reorientada en sus funciones, no se trata sólo de las instituciones, sino de los grupos de poder que se han apoderado de ella

Las reformas del gobierno electo para reducir los ostentosos salarios de la burocracia obstruidas por el gobierno saliente. El presidente Enrique Peña Nieto cumplió con su promesa de campaña; había prometido mejorar los salarios en un spot de campaña y hacer que se reflejara en la mesa de los hogares, señalando que no se iría sin hacerlo y este 13 de junio pasado la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), a través del oficio número 307-A-1665 ordenó que se efectuara un aumento general de salarios para los 317 mil 879 trabajadores de confianza, del millón 567 mil 381 empleados que trabajan en las instituciones de la administración pública federal, retroactivo al primero de enero, lo cual ha sido comentado en todos los medios.
De esta forma, a diferencia de otros sexenios, en este no sólo habrá bonos en el Senado y la Cámara de diputados, sino que todos los funcionarios del gobierno, en los tres poderes, saldrán hinchados de dinero, incluyendo el seguro de separación individualizado que administra MetLife. Definitivamente, es como si México fuera una enorme piñata llena de regalos y ahora fuera el momento de romperla, haciendo justamente lo que dice esa vieja consigna en la administración pública: “Es el año de Hidalgo, Ch… algo”. De este modo, es posible que muchas camionetas y autos desaparezcan para formar parte del patrimonio de muchos de los altos dirigentes de la burocracia.
Todo ello, es un obstáculo para reorientar el gasto público y poner fin al derroche de recursos públicos; por lo que rediseñar la administración pública será un verdadero reto. La estructura de la administración pública del gobierno federal requiere ser rediseñada y reorientada en sus funciones, no se trata sólo de las instituciones, sino de los grupos de poder que se han apoderado de ella, donde los más evidente es el sindicato de trabajadores al servicio del Estado, pero donde existen grupo de poder ligados a familiar judías y libanesas que operan organismos como la SHCP o el Banco de México; lo que teniendo cuadros mexicanos altamente calificados, de pronto aparezcan cubanos, españoles o argentinos en puestos de directores generales o adjuntos en las instituciones del gobierno, hablando mal de México y de los mexicanos, pero dándoles órdenes y viviendo de ellos.
Rediseñar la administración pública debe conducir a hacer un gobierno más eficiente. Hace 20 años se suponía que con la descentralización de la administración pública hacia los Estados, dándoles las funciones de administrar la salud y la educación, que eran las pocas funciones que aún se controlaban centralmente, se tendría un gobierno más eficiente y se reduciría el tamaña de la burocracia en el gobierno central; sin embargo, a ello siguió la designación de delegados, subdelegados, directores, subdirectores, jefes de departamento y enlaces en todos los Estados, crenado supra estructuras administrativas y duplicando funciones.
Un gobierno más eficiente para por hacerlo más compacto y dejar que los gobiernos de los Estados desempeñen sus funciones. La reciente crítica con la propuesta de desaparecer las delegaciones federales en los Estados es que se creará una oficina paralela en cada Estado a la del gobernador; sería absurdo desaparecer las delegaciones para concentrar los recursos en una oficina, pues lo lógico debería ser dejar que los gobiernos de los Estados se hagan responsables, por lo que les toca hacer en el tramo de la administración pública que les corresponde.
Puede ser sano que haya un representante del gobierno federal en cada Estado, pero no con una super oficina para continuar haciendo lo que hacen las delegaciones federales actuales, duplicando funciones y derrochando recursos federales, haciendo lobby con autoridades y hasta campaña para un cargo público. Precisamente son éstas cosas las que no deberían repetirse, las que no deberían estar presentes en el nuevo gobierno del país, las que no es sano replicar bajo otra forma que puede encubrir lo mismo que han hecho los gobiernos federales hasta hoy.
Es posible que las delegaciones hayan encontrado su razón de ser en la lejanía de algunos Estados del centro del país y su capital federal. Por suerte hoy el internet y el desarrollo del gobierno-electrónico, han permitido acercarnos a todos o que el gobierno llegue a los ciudadanos y que éstos estén más cerca de él; incluso podríamos decir que a través de ello el nuevo gobierno debería aspirar a construir un gobierno participativo y más transparente ¿Para qué tener representantes del gobierno federal en cada Estado? ¿No sería mejor fortalecer los controles sobre los Estados desde el gobierno central?
Antes del desarrollo de las telecomunicaciones el presidente Vicente Fox instaló un sistema de oficinas virtuales para estar en contacto con su gabinete permanentemente. Iniciativas como ésta deben ser perfeccionadas para mejorar el trabajo dentro de la nueva administración pública. Reducir el desperdicio de recurso financieros, hacer un gobierno más eficiente, obtener recursos para financiar los nuevos programas y proyectos, requieren hacer un verdadero esfuerzo para optimizar los recurso públicos.
Por otro lado, existe la preocupación por los despidos en el gobierno federal. ¿A caso cada vez que hay un cambio de gobierno no se renuevan los secretarios, los subsecretarios, los directores generales y adjuntos, los directores de área y algunos subdirectores?; no es posible poner en marcha una nueva visión del gobierno con quienes han instrumentado otra y no están convencidos de que la que se pretenda poner en marcha sea la correcta. Morena ganó el poder y cometería un error si no cambia el personal de dirección de la administración pública; ganó el poder y ahora debería de usarlo para transformar a México.
Este va ser el momento de ver a todos esos funcionarios, hinchados con millones de pesos provenientes del erario público, si son capaces de hacer lo que le han dicho a los jóvenes, de convertirse en emprendedores e invertir su dinero productivamente para crear empresas o hacer crecer las que ya tienen; este será el momento de ver como dejan de depender del gobierno para realizarse profesionalmente, sin las secretarias, sin los particulares, sin los choferes, sin los guardaespaldas, sin los micrófonos y cámaras, sin salir en los medios.

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