¿Será cierto que para el amor no hay edades?
El líder de En Marche! ha asegurado que su mujer desempeñará un papel en el Elíseo
Él tenía 16 años; ella, 39. Como en un folletín de quiosco, o como en una gran novela romántica del XIX, se conocieron, se enamoraron, se separaron temporalmente para volverse a reunir en París, él ya adulto, ella separada, y finalmente se casaron en 2007. Los hijos de ella, algunos de la edad de Macron e implicados en su campaña, son hoy los hijos de él. A los siete nietos de ella, les llama “mis nietos”, y ellos le llaman “daddy”.
No ha llegado a decir, como Bill Clinton en la campaña electoral de 1992, que si él ganaba los votantes obtendría dos -él y su esposa Hillary- por el precio de uno. Pero Emmanuel Macron era el único candidato que aparecía con su pareja en los mítines, el único que reconocía el papel de ésta en la carrera que le llevó al Elíseo. El matrimonio de Emmanuel y Brigitte ha actuado en algunos momentos como ticket electoral.
Macron, por su edad e inexperiencia es una figura atípica. También en su vida privada. Él tiene 39 años; Brigitte, 64. Se llevan casi la misma edad que Donald y Melania Trump. Pero, lo que en una pareja entre un hombre mayor y una mujer joven llama menos la atención, cuando los papeles se invierten es distinto.
“Esta singularidad no se destacaría si la diferencia de edad fuese al revés”, dijo en febrero Macron a la periodista Anne Fulda. “Es muy revelador de la misoginia persistente y explica en parte los rumores [sobre su homosexualidad]. La gente no puede aceptar algo sincero, único”.
Brigitte Trogneux llevaba una vida burguesa en la provinciana Amiens. Estaba casada, con tres hijos. Ella era profesora de francés en La Providence, la escuela local de los jesuitas, donde también dirigía el taller de teatro. Fue allí donde conoció al niño prodigio de La Pro, como llaman a la escuela, un tal Emmanuel Macron.