Brasil, una lesión más a la democracia latinoamericana

La burguesía va aglutinando cada vez más los medios de producción, la propiedad y los habitantes del país.  Aglomera la población, centraliza los medios de producción y concentra en manos de unos cuantos la propiedad.  Este proceso tenía que conducir, por fuerza lógica, a un régimen de centralización política.  Territorios antes independientes, apenas aliados, con intereses distintos, distintas leyes, gobiernos autónomos y líneas aduaneras propias, se asocian y refunden en una nación única, bajo un Gobierno, una ley, un interés nacional de clase y una sola línea aduanera.

 

Manifiesto del Partido Comunista

  1. Marx & F. Engels

La nueva modalidad de golpe de Estado en América Latina, inaugurada en Honduras el 28 de junio de 2009 con el derrocamiento del presidente José Manuel Zelaya, parece ser el nuevo método de la oligarquía financiera latinoamericana para oponerse a los cambios promovidos por las fuerzas progresistas de la sociedad.

 

Pero, no todo lo que ha sucedido en Latinoamérica desde 2009 ha sido culpa de las fuerzas retrógradas de la humanidad, las cuales se niegan a avanzar; por supuesto que no, una gran parte de los sucedido es producto del exceso de confianza de las fuerzas progresistas en las reglas del juego de la democracia electoral; en considerar que si llegan al poder por la vía electoral, esas fuerzas progresistas serán respetadas y tratadas bajo las mismas reglas.

 

Lamentablemente, con el derrumbamiento de la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS), las fuerzas progresistas parecen haberse olvidado de las enseñanzas del marxismo y ahora, tal como ocurrió con Jesús el Nazareno cuando dijo: “De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces (Mateo 26:34-35, 74-75), quienes se dicen revolucionarios pareciera que siguen el mismo camino desde hace algunos años.

 

Ello es lamentable, porque en esencia el capitalismo no ha cambiado, sólo ha modificado su estructura de funcionamiento, su contenido explotador sigue siendo el mismo aunque su forma pareciera ser más sutil, más “dulce” su forma de explotación y actuación en contra de las fuerzas progresistas. Ya no son los generales quienes movilizan sus tropas y ocupan las instituciones del gobierno, ahora son los diputados y senadores, o al menos de aquellos que se deben a la oligarquía financiera de un país, a esa unión de los capitales bancarios e industriales, los cuales se movilizan y deponen a los presidentes, bajo cualquier pretexto, cuestionando la democracia y la vía electoral para acceder al poder.

 

Lenin, que en 1917 hizo una revolución socialista en Rusia y fue capaz de integrar a diferentes pueblos en la URSS, en diciembre de 1919 señalaba que “Para triunfar, el proletariado debe, en primer lugar, elegir acertadamente el momento de su ataque decisivo contra la burguesía, teniendo en cuenta, entre otras cosas, la división entre ésta y sus aliados pequeñoburgueses o la inestabilidad de su alianza, etc. El proletariado debe, en segundo lugar, después de su victoria, aprovechar estas vacilaciones de la pequeña burguesía para neutralizarla, para impedir que se ponga de parte de los explotadores; debe saber mantenerse cierto tiempo a despecho de esas vacilaciones, etc., etc.”; sin embargo, las experiencias recientes en Latinoamérica, han puesto en evidencia la fragilidad de las alianzas entre las fuerzas progresista y sus “aliados” aparentes.

 

La oligarquía latinoamericana, con el apoyo o no de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), con el apoyo o no del Departamento de Estado, parece haber desarrollado un método para deshacerse de los gobiernos que no son de su agrado y ahora van por la cabeza de todos los gobiernos progresista que quedan. Comenzaron con una primera experiencia, con un ensayo vulgar en el 2009, cuando los militares secuestraron al presidente Zelaya y deportaron en pijama a Costa Rica, acusándolo de violar la Constitución, negándole el derecho de la defensa; ahora, han refinado sus métodos y han iniciado el proceso de juicio político para destituir a la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, acusandola de “maquillar” las cuentas nacionales y ocultar la realidad de la economía brasileña.

 

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, se vio obligada a separarse de su cargo por un período no mayor a 180 días, luego de que el Senado aprobara la ejecución del juicio político con 55 votos a favor, contra 22 en contra y una abstención, de un total de 78 de los 81 senadores. Durante este tiempo las autoridades brasileñas se encargarán de analizar las pruebas que no fueron presentadas ni en la Cámara de Diputados ni en el Senado hasta ahora, un hecho que es considerado por todos los analistas en el mundo como un golpe de Estado en contra de una presidenta electa por más de 54 millones de votos.

 

La acusación contra la presidenta Dilma Rousseff son concretas, la acusan de violación de normas fiscales en maniobras contables para “maquillar” los resultados económicos del gobierno en 2014 y 2015, modificar los presupuestos mediante decretos, acumular deudas y contratar créditos con la banca pública, entre otras acusaciones.

 

El Abogado General, José Eduardo Cardozo, ha dicho que este proceso contra Rousseff carece de los requisitos legales mínimos, como la comprobación de un delito de responsabilidad. Recordemos que el juicio político contra Dilma fue aprobado el pasado 17 de abril por la Cámara de Diputados por 367 votos a favor, contra 137 en contra, 7 abstenciones y 2 ausencias; luego pasó al Senado, el cual ha ratificado ahora el proceso de juicio político.

 

Dilma Rousseff, antes de dejar su cargo, se dirigió al pueblo brasileño y expresó que lo que está en juego en Brasil no es solo su mandato sino el respeto a las urnas, al mandato popular que le confirió el voto de las 54 millones de personas que la eligieron; explicitando que el golpe de Estado “es una amenaza no solo para la democracia sino para las conquistas que la población alcanzó en las últimas décadas”, afirmó la presidenta, quien también planteó que “no hay injusticia más devastadora que condenar a un inocente…nosotros vamos a vencerla…esta victoria depende de todos nosotros, vamos a mostrarle al mundo que hay millones de defensores de la democracia”, recalcó la Rousseff.

 

Ahora ha asumido la presidencia el vicepresidente Michel Temer, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), ex aliado de Dilma y del Partido de los Trabajadores (PT), es un hombre de 75 años que desde las sombras ha fraguado con las fuerzas más retrogradas de Brasil esta componenda. En su discurso de investidura ha planteado como sus prioridades la reunificación de Brasil,  la recuperación de la economía con convenios con el sector privado. Pero para poner en marcha sus políticas Temer deberá enfrentar al PT, a los sindicatos y los movimientos sociales de izquierda brasileños, los cuales se niegan a reconocerlo como presidente y rechazan sus políticas de austeridad.

 

Sin duda alguna, se está escribiendo una nueva página de la historia de América Latina y el Caribe, no es en Honduras donde ahora se está atacando a la democracia electoral, es el país más grande de Latinoamérica, la quinta economía mundial; de este conflicto el pueblo tendrá que aprender de sus errores e identificar a sus aliados; entender que una vez que llega al poder éste no se puede compartir con el enemigo, mucho menos tenerlo en el poder agazapado, listo para dar el agazapado en cualquier momento, como Temer.

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