En el estado de Durango, un elevado número de lugares donde se instalarían las casillas electorales aparecieron llenas de chapopote, otras de aceite y unas más de estiércol, con el objetivo de que no hubiera condiciones para instalar las casillas; en varias más las puertas amanecieron, sobre todo de escuelas, con cadenas y candados.
Estos incidentes se reportaron antes de las ocho de la mañana y los mismos funcionarios de casilla y ciudadanos ayudaron con arena y aserrín para cubrir el chapopote, aceite o estiércol, para posteriormente proceder a la apertura de las casillas y permitir a los ciudadanos ejercer su voto.