POR EL CUADRANTE
Me había enterado que Betsy Pecanins, una de mis cantantes favoritas, reaparecería en el Teatro de la Ciudad luego de una larga enfermedad, en un espectáculo titulado Ave Phoenix, y de inmediato me apresuré a comprar mi boleto de anfiteatro, que para mi sorpresa me salió mucho más barato gracias a mi credencial del INSEN.
He seguido a esta singular intérprete de blues, nacida en Arizona pero adoptada por México, desde hace muchos años por diversos escenarios que van desde el Zócalo capitalino, la plaza del Centro de las Artes, el teatro Xola, hasta un Televiteatro entre otros, y he sabido de sus enfermedades de la columna desde hace más de tres décadas.
A las siete en punto de este lluvioso sábado, empezó un singular concierto en el que la acompañaron cinco talentosas cantantes más. La joven Julia comenzó con un popurrí con lo mejor de La reina de la noche y Efecto tequila.
Y luego un joven coreógrafo entró cargando a Betsy al escenario. Nos confesó que estaba nuevamente contracturada, pero lo verdaderamente grave era que había perdido la voz y solamente la había recuperado gracias a inyecciones de botox en las cuerdas vocales.
Una a una comenzaron a llegar al escenario cargadas por el escenógrafo en cada ocasión –para que no se sintieran celosas-, las invitadas que interpretaron las composiciones de Betsy, que actuaba como narradora, entre las que sobresalieron la canción sobre el ave Phoenix, un blues de Iraida Noriega y una sobre los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, que interpretó la bella hija del guitarrista Jorge García.
Morbosamente esperaba con ansia la llegada de Regina Orozco, la invitada especial. Esperaba ver si el joven podía cargar al mega bizcocho.
No pudo, aunque lo trató caballerosamente.
De inmediato Regina se apoderó del escenario con la canción Sexy a los Sesenta y con un blues que para sorpresa de todos comenzó con el anuncio de “se compran colchones, estufas, lavadoras y fierro viejo que vendan”.
Una concierto mágico de dos horas que nos hizo recordar a la Betsy de antaño, cuyas interpretaciones de I’am a woman o Summertime, nos ponían la piel chinita, y que tal vez nunca regresará.