El vídeo causó tal revuelo que su autor, Armin Sippel, lo retiró de Facebook. Sippel es un político local de Graz. Pertenece al partido de extrema derecha, que ha querido lanzar un claro mensaje al colectivo que personalmente identifica como refugiados potenciales agresores sexuales, y aquí entramos de nuevo en un pantano terminológico que sin duda generará muchos comentarios.
El caso es que ha querido que el mensaje sea tan clarito, tan clarito, que se ha servido de la ayuda de un maniquí para explicar con ejemplos visuales lo que los refugiados y solicitantes de asilo no deben hacer si no quieren ser devueltos de inmediato a su país.
«Estimado señor solicitante de asilo», se dirige al público con un nivel de cortesía poco habitual en las redes sociales. «Gracias a Dios en nuestra cultura las mujeres pueden vestirse de forma algo más liberal», informa, antes de pasar a un «conveniente» recuerdo de actitudes poco deseables».
Sippel procede entonces a poner ejemplos de cosas que «aquí no se hacen» como mirar «fijamente o provocativamente» a una mujer, de forma que la haga «sentir incómoda». Y «lo que en ningún caso se hace aquí», insiste, es acercarse demasiado en una discoteca para «tocarles el culo» o «agarrarles los pechos».