Más de mil 300 personas han trabajado para extinguir incendios y una sola —de momento y presuntamente— para provocarlos. El Gobierno, muy sensible a estos desastres tras los 112 muertos en los fuegos de 2017, ha desplegado desde el primer momento toda la batería de recursos y, a primera hora de la tarde, todos los incendios estaban apagados excepto uno, donde aún estaba fuera de control el 40% de su superficie afectada.
El centro del país se lleva la peor parte de los fuegos desde hace años. La población de Mação, en el distrito de Santarém, es víctima de incendios año tras año. Este fin de semana ha vuelto a padecer la furia de las llamas, de las siete mil hectáreas que sobrevivieron entonces ya han ardido cuatro mil. Varios de los fuegos surgieron en línea recta y espaciados por minutos, lo que alimentó la sospecha de que no comenzaron por causas accidentales. La Policía Judicial ya ha arrestado a un individuo de unos 55 años de edad, sospechoso de haber provocado un incendio cerca de Castelo Branco.