Al menos 20 personas murieron ayer en Nigeria al inmolarse un terrorista suicida en una procesión de fieles musulmanes de la rama chií en el estado norteño de Kano, informaron testigos de los hechos.
«Yo estaba en la procesión y el suicida se hizo estallar a unos 50 metros de mí. Pude contar al menos 20 cuerpos, entre ellos los de mujeres y niños», dijo Sani Danlami, un superviviente.
«Creo que podría haber más muertos, debido a la intensidad de la explosión». Las autoridades no han ofrecido un balance oficial de muertos, y nadie ha reivindicado hasta ahora este nuevo ataque mortífero en el noreste de Nigeria.
Sin embargo, todos los indicios apuntan a la autoría del grupo fundamentalista islámico suní Boko Haram, que, según cifras de Amnistía Internacional (AI), ha asesinado desde junio a al menos 1.600 civiles en Nigeria y los países vecinos Camerún, Chad y Níger.
El grupo –que utiliza a menudo terroristas suicidas en lugares concurridos para perpetrar sus ataques– tiene su base de operaciones y su principal área de actuación en el noreste de Nigeria, de mayoría musulmana en un país dividido entre mahometanos y católicos.
Boko Haram lucha contra el Gobierno nigeriano para instaurar un califato islámico en el noreste del país, en una campaña sangrienta que se ha cobrado la vida de más de 3.500 personas solo en 2015.