
La Iglesia católica mexicana señaló ayer que el secuestro y asesinato de una niña de 8 años, y el posterior linchamiento y muerte de una mujer por la aparente responsabilidad en el hecho en Guerrero, evidencia varios de los problemas que han fracturado el tejido social en el país.
El pasado miércoles la niña Camila Gómez Ortega fue secuestrada y posteriormente asesinada en Taxco de Alarcón, Guerrero.
Los pobladores protestaron y lincharon hasta la muerte a una mujer, quien fue golpeada junto con dos hombres, señalados como responsables.
La Arquidiócesis de México en su editorial de ayer en su semanario Desde la Fe dijo que mientras el mundo católico celebraba la Semana Santa, este violento hecho centró la atención mediática.
“¿Qué necesitamos como sociedad para darnos cuenta de que al permitir estos hechos nos estamos destruyendo poco a poco?, ¿cuántas niñas muertas más?, ¿cuántos linchamientos más?, ¿cuántas injusticias más?, ¿cuándo entenderemos que la violencia sólo genera más violencia?”, cuestionó el órgano católico.
“Este hecho evidencia varios de los problemas que han fracturado el tejido social, que competen a las autoridades, a la clase política, a las instituciones de seguridad, y por supuesto, también a los ciudadanos y a las familias”, añadió.