Argentina: acuñar moneda de un peso cuesta al Estado $1,48

Lejos quedó Argentina del “un peso, un dólar”, aquel lema de la convertibilidad que se hizo popular en la década de 1990, cuando Carlos Menem gobernaba el país y Domingo Cavallo manejaba las cuentas. Tan lejos que la moneda de un peso ya ni siquiera vale un peso.

El Banco Central (BCRA) pone en circulación dos nuevas monedas, de uno y cinco pesos, que forman parte de la serie “Árboles de la República Argentina”, y que también tendrá ejemplares de dos, cinco y 10 pesos con imágenes del jacarandá, el palo borracho, el arrayán y el caldén.
El lanzamiento sirve para discontinuar la producción de la moneda de un peso, cuyo costo de producción ya es de más alto valor que representa: 1,48 pesos por unidad. Otra muestra de una inflación que parece imposible de contener y que ya forzó la emisión de billetes de 500 y 1.000 pesos.
La moneda de un peso hoy apenas alcanza para sacar una fotocopia. Incluso, hacen falta dos para cargar aire en los neumáticos y cinco para llenar el termo de agua caliente en las máquinas instaladas en las estaciones de servicio.
Sin embargo, las viejas monedas de doble mineral dorado y plateado, similar a las del peso mexicano, serán reemplazadas por unas de menor diámetro, acuñadas en acero electrodepositado con cobre y con una tonalidad rojiza. Su diseño presenta en el anverso, en el campo central, la representación estilizada del jacarandá y en el arco superior aparece el texto “República Argentina”. En el reverso de la moneda, sobre la derecha, se observa una síntesis de la flor del jacarandá y en el arco superior, el año de acuñación (2017) y el lema “En unión y Libertad”.

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