La cumbre de Viena llega después de más de un año de bombardeos de la coalición que lidera EU contra el EI… tal vez la necesidad de paz de ahora, sea la reciente entrada en combate de los aviones, barcos y asesores militares rusos en apoyo del Ejército sirio, que le han permitido avanzar sobre la ciudad de Alepo.
Dos viejos enemigos se sientan frente a frente en la mesa de negociaciones. Irán, máximo valedor del régimen de Bashar al Assad y Arabia Saudí, principal protectora de la oposición suní armada, se ven por vez primera cara a cara de forma oficial con el fin de intentar alcanzar un acuerdo que ponga fin a la guerra de Siria. Los enviados de Teherán y Riad forman parte de la conferencia de paz de Viena en la que también estarán presentes dos históricos adversarios, como EU y Rusia, además de Irak, Turquía, Líbano, Qatar, la Unión Europea y Egipto, entre otros, con el objetivo de formar un frente común contra el enemigo común: los yihadistas del Estado Islámico (EI).
Tres meses después de firmar el acuerdo nuclear, los iraníes regresan a Viena por la puerta grande, invitados por EU y convertidos en posible «parte de la solución», según el deseo expresado por el departamento de Estado norteamericano, y no en un «obstáculo para la paz», como considera la oposición política siria en el extranjero. La Coalición Nacional Siria, el principal bloque político opositor a la dictadura de Al Assad, aseguró que ni siquiera recibió la invitación para asistir a las conversaciones, una muestra de que el plan inicial de Occidente y los países del Golfo de crear una oposición en el exilio no ha funcionado. Lo mismo ha ocurrido con los «rebeldes moderados» que EU intentó implantar sobre el terreno.