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Ángeles Guardianes

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RELATOS DE VIDA

La existencia de seres divinos con rasgos humanos con la finalidad de ofrecer protección hacia una persona encomendada, podría ser un misterio, sin embargo, existen personas que en su vida diaria sienten esa seguridad.
Rosario, una jovencita de 20 años, salía de su hogar rumbo a la escuela, al tomar el primer transporte se acomodó en uno de los asientos y comenzó a revisar su celular, antes se había percatado de que era la única pasajera de la unidad.
Estaba tan entretenida que no se dio cuenta que estaba a punto de pasarse de su destino, en donde tomaría otro transporte, sin embargo escuchó una voz que le dijo, le podrías pasar mi pasaje, en la siguiente esquina es mi parada. Sintió escalofrío pues aseguraba que se encontraba sola, pero esa llamada le alertó de que esa, era también su parada.
Aún desconcertada, bajó y volteó hacia diversos lados buscando a la persona que la llamó, aunque no pudo localizarlo; en tanto esperaba impaciente la llegada de la siguiente ruta que la llevaría a la escuela.
La vio a lo lejos, preparó su pasaje y le hizo la parada; abordó la urvan y subió, acomodándose nuevamente en uno de los asientos y tomando su dispositivo móvil para continuar revisando los mensajes que estaban pendientes de leer.
Esta vez, había una mujer con un niño sentado en sus piernas, se relajó un poco, pero a pocas cuadras la mujer bajó; quedando otra vez sola; se introdujo tanto en la lectura y respuesta de mensajes, que una nueva voz le dijo – Cuidado – la unidad cayó en un bache y originó que Rosario saltara del asiento.
Acomodándose nuevamente agradeció al pasajero, que tampoco supo el momento en el que ascendió al transporte, sin embargo, trató de calmarse y convencerse de que estaba tan metida en el celular que por esa razón no se percató del momento de la subida del pasajero.
Llegando a la escuela, platicó sus raras experiencias a su mejor amiga Carolina, asegurando que se trataba de sus ángeles guardianes, sin embargo la amiga, insistió en argumentar que se trataba de coincidencias y de su despiste matutino.
Pasaron cerca de cuatro horas, era tiempo del descanso y ambas se dirigían a la tienda que se encuentra enfrente de la escuela, continuaban platicando de las rarezas, llegaron al puente peatonal, revisaron el semáforo que se acababa de poner en rojo, Rosario pone el primer paso sobre la cebra, pero un carro no había detenido su marcha y estaba a punto de arrollarla, cuando Carolina reaccionó jalándola de la mochila.
Sin dar crédito a lo que había pasado, Rosario simplemente señaló – Te lo dije – hoy tengo muchos ángeles guardianes, y uno de ellos decidió entrar en ti para que me salvaras la vida. La amiga incrédula, sólo asintió con la cabeza.