
Letras y Memorias
Clarea el día, o quizás la tarde, no sabes. En ese vacío espacial y temporal donde habitas, la quietud es algo no medible, es algo que tocas, pero que ignoras.
Resulta que tan noble estado en que te encuentras, es en realidad todo cuanto conoces, si es que para ese punto “todo”, realmente valga algo o tenga cierto significado.
No haces planes, no hay razón para hacerlos. Tienes justo lo que quieres allí, donde nadie más existe y donde no hay motivos para que algo exista.
Gobiernas con la sabiduría de quien más conoce, de quien más sabe y reflexiona en la comodidad de un trono elevado allá, en la cima de esa apacible realidad que nadie de este lado siquiera imagina.
¡Fushhhh! Escuchas un destello partiendo tu plano, haciendo que el extremo inicial y el final de tu calma, colapsen de la nada, como si una nueva creación se diera justo frente a tu mirada perpleja.
Y, como atravesando un túnel despiadado, entonces apareces acá, sin llanto que te presente ni aliento que busque regresarte el aire, porque no tienes idea de dónde estás.
Tu todo de pronto es nada, o más bien, la nada en la que andabas, de pronto mutó en lo que acá llamamos “todo”.
Susurros apenas entendibles se alojan en la cabeza, galopan con fiereza como jinetes desesperados por llegar a destino; marchan desde un punto lejano y estallan contra la frágil figura envuelta en sangre y líquido amniótico… De pronto, y así sin más, abres los ojos con la pesadez de quien existe aletargado desde el inicio.
Te mira un rostro ajeno a lo que conocías antes, cuando con calma dabas vueltas dentro de ese mundo exclusivo que resultó estar sumergido en agua materna viva.
Irremediablemente esta vida te iba a alcanzar, por más nada que hubiese, el día iba a llegar. Lloras entonces con amargura y tristeza porque no querías ser despertado, porque has tenido que venir a este mundo no a redimirle, sino a juzgarle y ser funesto; no has traído la paz sino la espada, no entiendes de porqués y cómos, sólo sabes que quieres estar de paso acá hasta que un noble ángel tenga a bien recogerte para ser devuelto a tu reposo, a tu vacío temporal y espacial.
Aferrado aún a la vida antes de nacer, tu llanto se vuelve fortísimo en la habitación que te acoge, y cuando has decidido retornar al abismo noble donde las almas reposan, te toma una mano tibia, débil, pero que en un toque tenue logra calmar la tempestad de las lágrimas derramadas en tu infante rostro.
- ¡Hola, mi cielo! ¡Bienvenido!
Y entonces, se vuelve a rasgar tu mundo, y unes tu mirada con la del ángel que tuvo a bien librarte de todo. Sonríes cuando no sabes siquiera lo que eso significa, pero ya no hay vuelta ni marcha atrás; comenzó la carrera contrarreloj, y aunque esto es el principio del fin, extrañamente, te sientes como en casa.
¡Hasta el próximo jueves!
Postdata: ¿Es acaso que todos somos un Alpha y un Omega en la infinita baraja de opciones terrenales y astrales?
Mi Twitter: @CamaradaEslava
Mi correo electrónico: osmareslava@plazajuarez.mx/historico/historico