CINE DE HOY
• Tres años después de Julieta, basada en relatos ajenos, el director decide regresar a sus orígenes
Se ha estrenado en la Cineteca Nacional y en las salas de arte, Dolor y gloria, la más reciente cinta del manchego Pedro Almodóvar.
Tres años después de Julieta, basada en relatos ajenos, el director decide regresar a sus orígenes y consigue su mejor y más personal cinta en mucho tiempo.
Aquejado por múltiples dolencias físicas, el director Salvador Mallo (Antonio Banderas, como alter ego del realizador) se ha retirado del cine y de toda actividad, pese a las recomendaciones de Zulema (Cecilia Roth) y de los amorosos cuidados de Mercedes (Nora Navas).
La Filmoteca le ha organizado un homenaje, que marcará un reencuentro con Alberto Crespo (Asier Etxeandia, espléndido), uno de sus actores, con el que tiene treinta años sin hablarse.
El reencuentro detonará toda una serie de recuerdos de su infancia y de su madre Jacinta (Penélope Cruz), sus primeras experiencias amorosas, hasta las recriminaciones de su madre, ya anciana (Julieta Serrano), quien lo regañaba por meter a sus amigas, en sus películas.
Después de recurrir a material ajeno como el de Alice Munro o de Thierry Jonquet, en La piel que habito, sin mucha fortuna, el director nacido el 25 de septiembre en Calzada de Calatrava, Ciudad Real, regresa a sus orígenes, y lo hace de una manera muy honesta y sencilla.
Confiesa su caída en las drogas y otros excesos, sin caer en el moralismo o la complacencia.
Dolor y gloria resulta pues una de las mejores cintas de Almodóvar, una obra maestra que nadie debe perderse, aunque no sea fanático del director español más famoso de la actualidad.