OPINIÓN
El Plan Nacional de Desarrollo (PND) fue presentado a la Cámara de Diputados el 30 de abril por el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Sorprende que en realidad son dos documentos, el primero parece más la hechura y formas usadas por el presidente, recuperando compromisos de campaña que como ahí mismo se enuncia ya aparecían en forma embrionaria en el “proyecto de nación 2018-2014” y otro más, el anexo XVIII Bis, nombre con el que se publica en la Gaceta parlamentaria de la Cámara de Diputados. El PND a decir del presidente, busca construir un nuevo pacto social. Y reitera su compromiso de que “el documento correspondiente al sexenio 2018-2024 tendrá carácter histórico porque marcará el fin de los planes neoliberales y debe distanciarse de ellos de manera clara y tajante… Desde luego en la elaboración del nuevo documento debe recogerse el cambio de paradigma aprobado en las urnas el 1 de julio de 2018 y ese cambio incluye el del concepto mismo de desarrollo” (p.7). Pero al analizar los documentos encontramos un desfase entre el diagnóstico, los propósitos y las estrategias. El documento que presenta sintetiza las contradicciones que enfrenta y sus compromisos con sectores empresariales. Sobre este aspecto, requerimos estudiar cuál es la correlación actual de fuerzas en la sociedad mexicana, y reflexionar sobre cómo desde la academia y los sectores mayoritarios de la sociedad contribuimos para realmente construir un nuevo pacto social, que supere el neoliberalismo y sus políticas de exclusión y concentración de la riqueza, con igualdad y democracia. El análisis de este tema lo haremos en próxima entrega. Por ahora interesa aportar algunas propuestas para el PND en lo que atañe a Educación.
Propuestas: 1. Cancelar el contrato con la OCDE, llamar a un Congreso Nacional Educativo para la definición de la educación, ciencia, tecnología y cultura que requiere el país.
2. Para garantizar el derecho a educación con acceso universal a educación media superior y superior a las y los jóvenes es indispensable la construcción de un Sistema Nacional de Educación Superior donde confluyan todas las instituciones públicas del país.
3. Eliminar la precariedad del trabajo académico en todo el sistema educativo nacional, pero con especial énfasis en educación media superior y superior, el modelo de trabajo docente debe invertirse, la proporción entre profesores pagados a destajo (por hora pizarrón impartida), y profesores de Carrera, actualmente es de 90 y 10 por ciento respectivamente.
4. Asegurar un aumento sustancial del financiamiento público hacia la educación, la ciencia, la tecnología y la cultura, que cumpla con los parámetros internacionales de UNESCO y los establecidos en la legislación mexicana.
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